Quim Torra tiene en sus manos crear el peor escenario posible para la nueva etapa de diálogo que Pedro Sánchez trata de abrir. La potestad de decidir la fecha de las elecciones catalanas permite al president influir sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE), situando a ERC en una tesitura incómoda. En plena campaña, ¿apoyarían los republicanos las cuentas en Madrid? Aunque hay voces en el partido de Oriol Junqueras que consideran que los comicios no arruinan necesariamente el respaldo a un proyecto progresista, lo cierto es que el Gobierno recela de que puedan aguantar la presión y da por hecho que el camino se complica.

En los análisis del Ejecutivo, las dos mejores opciones eran unas elecciones rápidas, en abril, o ya pasado el verano. Ambas dejaban a ERC libre de presión para una votación que Sánchez quería llevar al Parlamento en junio. Ahora el presidente podría adaptar la tramitación presupuestaria para que la votación final no dependiese del ritmo electoral en Cataluña.

El Ejecutivo ha asumido que Torra tensionará todo lo posible para que sus todavía socios en el Govern no saquen rédito de un pacto a favor del diálogo, y que esta estrategia incluye ponerlos contra las cuerdas, atizando a la opinión pública catalana contra el «Estado opresor» para que cualquier pacto con Sánchez se vea como una traición a la causa independentista. En ese contexto, admite la Moncloa, es imposible determinar si los republicanos se mantendrán firmes en la aprobación de los Presupuestos o bien se distanciarán de Madrid.

Fuentes gubernamentales indican que, probablemente, el partido independentista se vea obligado a ir moviendo su posición en función de los acontecimientos, las encuestas, y del tipo de campaña que vaya planteando JxCat.

En la Moncloa admiten que la maniobra realizada por Torra fue una jugada inteligente porque abre la contienda electoral, se puede arrogar haber aprobado los Presupuestos catalanes y, además, guarda en secreto la carta más valiosa: la fecha de los comicios.

VARIOS ESCENARIOS / Hasta que no la haga pública, el president obliga a la Moncloa a jugar con varios escenarios para proteger los Presupuestos. Lo anunciado ayer sitúa a las elecciones como pronto en mayo. La Moncloa calcula que, si son en ese mes, en junio ERC podría apoyar las cuentas públicas sin mayores tensiones.

Sin embargo, si el presidente Quim Torra las fija para el mes de junio, los republicanos tendrían complicado hacer campaña en Cataluña mientras dan votos a favor de Sánchez en Madrid. En este caso, indican fuentes gubernamentales, no es descartable que el trámite parlamentario se demorase hasta después de vacaciones.

REUNIÓN DEL 6 DE FEBRERO / La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, deseó ayer que las elecciones no enturbien la aprobación presupuestaria y ERC sigue diciendo que la mesa de diálogo debe ser impermeable a las sacudidas de la política. Sin embargo, todo está en el aire.

Todo, salvo la entrevista entre Pedro Sánchez y Quim Torra del próximo 6 de febrero. El Gobierno la fijó el lunes por la tarde, tras la bronca escenificada entre JxCat y ERC en el Parlament para calmar la situación y evitar unas elecciones autonómicas en el peor momento para sus propios intereses.

Montero explicó ayer que la reunión que mantendrán ambos presidentes continúa porque «no hay resolución judicial ni normativa jurídica que diga que Torra ha dejado de ser president de la Generalitat».