Magna exposición a partir del 12 de enero en la antigua iglesia de san Miguel, en la calle Enmedio. Puig, la transfiguració passional de la pintura ofrece «una selección de obras inéditas de gran tamaño de Paco Puig, uno de los máximos referentes de la pintura castellonese». Así lo avanza Antonio Gascó, cronista oficial de la ciudad, catedrático de Arte y comisario, junto a Patricia Mir, de una antológica muestra que recoge «toda la temática de Puig: tauromaquias, barcas, máscaras, ferrocariles, paisajes...». Una obra de un «artista completo y polifacético --recordemos su faceta de músico y compositor-- con lenguaje propio», dice.

Un pintor que «no tiene nada que ver con la tradición pictórica castellonense al uso, de influencias porcaristas, sino que presenta un mundo de fantasía, en la línea de Goya y Solana y sus figuras y paisajes tremendistas», asegura Gascó, quien califica a Paco Puig como «uno de los grandes renovadores de la pintura en Castellón a partir de los años 50».

Gascó incide en la importancia de la obra de Puig que «rompe reglas, aunque no todas». «Ha intentado siempre respetar las perspectivas y los puntos de fuga, aunque con una predilección más que evidente por el primer plano». También habla del color «como uno de los aspectos «que más cambios ha tenido el universo de Puig». Parafraseando al propopio pintor, «el color es como un misterio que te atrapa sin acabar de descubrir nunca el como ni el porqué», asegura Gascó.

METÁFORAS DE LA SOLEDAD // Movimiento, emoción, contraste. «Esa es la pintura de Puig, que mantiene una imagen trágica sobre un lecho vital, propio de su personalidad, colorido en la vivencia del carpe diem, pero también remembranzas de la muerte en ricas metáforas de la soledad, fantasmales espectros, vehemencia de un tiempo sin horas, barcas florecidas de humedad, toreros de rostros esperpénticos carnavales festivos y lujuriosos».

Según Gascó, Paco Puig consigue con sus «máscaras carnavalescas, sus estaciones de ferrocarril, sus barcas varadas... regresarnos a nuestro humanismo más sincero y último, el de la paradoja piscológica del hombre que vive aterrorizado por la muerte, pero goza plenamente de la existencia». Puig como exponente del liberalismo, aunque no tanto, y de la heterodoxia, aunque tampoco mucho. Arte inédito.