Con una fealdad bella y con fama de afrodisíaca, la nécora es uno de los mejores mariscos que nos aportan las aguas frías del Canal de la Mancha, el océano Atlántico y el mar Cantábrico. Es un marisco de la familia de los crustáceos, de carne exquisita pero de gran dificultad para la extracción de su caparazón, patas y pinzas. También se la conoce como cangrejo peludo, ya que sus patas posteriores están repletas de unos pelos cortos y lacios. En Asturias se las llama andaricas.

La mejor época para consumir nécoras frescas es de julio a febrero, aunque se pueden encontrar durante todo el año en los mercados municipales, tanto vivas como congeladas.

A la hora de comprar nécoras, lo más importante no es su tamaño, sino su frescor y la sensación de peso y carne prieta dentro de su caparazón. Para comprobar este último aspecto deben agitarse levemente para evidenciar que están llenas de carne y no de agua.

Es un alimento bajo en grasas, pero con alto ácido úrico, por lo que no es recomendable en casos de gota. Si el marisco se adquiere vivo se cuece en agua fría; en cambio, si está muerto, se hace en agua hirviendo, con una proporción de sal de 70 gramos por litro. Cuando el agua esta hirviendo se introduce la nécora y se empieza a contar el tiempo, cuando el agua después de bajar vuelve a hervir (para una nécora pequeña, de 80 a 125 gr.: 4 minutos; y para una nécora gorda, de 130 a 300 gr.: 6 minutos). Para que conserve mejor su sabor y sus propiedades nutritivas, la mejor forma de cocinarlas es cocerlas al vapor. Tan importante como la cocción es el enfriado de las nécoras, por tanto, una vez cocidas se deben sumergir en agua con hielo para que se enfríen rápidamente.

Se pueden servir enteras o machacarlas para extraer su carne y emplearla en la preparación de platos de pescado, como acompañamiento o para elaborar arroces marineros y sopas de pescado.