Tras declarar hace poco más de un año que el reguetón era «un amigo al que besaba en la boca», con su nuevo sencillo, Si supieran, Paulina Rubio demuestra que lo suyo con el urbano latino es un romance que no cesa y que incluso le sirve para rendir cuentas con su pasado amoroso.

«Sin perder identidad, mi música ha cambiado. No hago un género urbano, pero es una manera de reinterpretar. Siempre digo que de la moda lo que te acomoda; de esa manera soy un camaleón para no morir y ser auténtica conmigo mismo», alegó la artista en una entrevista con Efe.

En ese sentido, defiende que para ella la mezcla es algo natural. «Será porque soy de México y estamos en la frontera y porque mi educación ha sido muy americana, pero no le tengo miedo al cambio y eso me ha ayudado en muchos momentos», insiste.

Mientras filma un vídeo «con mucho gancho» para la próxima semana, Rubio (Ciudad de México, 1971) recala en España aprovechando el final de su gira por EEUU, «una experiencia regeneradora» de la que vuelve «con los sentimientos a flor de piel y llena de energía». «La de la carretera es una soledad imaginaria, porque te entregas cada noche al público, pero luego en la habitación del hotel hay espacio para mucha reflexión», apunta de un tiempo en el que suelen asaltarle «muchas ideas de letras de canciones». En la última, Si supieran, parece aludir a un episodio biográfico muy reciente, el de la amistad entre sus dos ex y padres de sus dos hijos: el empresario español Colate Vallejo-Nájera y el cantante mexicano de rancheras Jerry Bazúa.