El terrorismo del Estado Islámico y los recientes atentados de Bruselas se han hecho un hueco en la cumbre de seguridad nuclear que arranca este jueves en Washington y por primera vez desde que se iniciaron en el 2010 estos encuentros de alto nivel por iniciativa del presidente estadounidense, Barack Obama, se celebrará una sesión especial dedicada a analizar la amenaza del terrorismo en centros urbanos.

Según explicaba este martes en una conferencia telefónica Laura Holgate, asesora de Obama en terrorismo nuclear, no hay "indicaciones explícitas de que el Estado Islámico esté intentando hacerse con capacidades nucleares o radiológicas" pero esa posibilidad obliga a la continua vigilancia, como ya sucedió en su día con Al Qaeda. Y un informe realizado por la Universidad de Harvard y publicado justo la semana pasada alerta de que mientras "la seguridad de materiales nucleares ha mejorado de forma modesta" desde que se realizó el último de estos encuentros de alto nivel en 2014 en La Haya, "las capacidades de ciertos grupos terroristas, particularmente del Estado Islámico, han crecido de forma dramática, sugiriendo que el riesgo de terrorismo nuclear es mayor que hace dos años". También un informe reciente de la Iniciativa de Amenaza Nuclear, un grupo privado, advirtió que muchas fuentes radioactivas están "pobremente aseguradas y son vulnerables al robo" y ese documento ve la probabilidad de que los terroristas puedan usar una de las llamadas "bombas sucias" como "mucho más alta que la de (que usen) un artefacto nuclear improvisado".

La decisión de realizar el acto paralelo sobre terrorismo en ciudades se adoptó en enero, antes de que se produjeran los atentados en Bruselas, pero informaciones conocidas en la última semana han dotado de nueva urgencia a esa sesión. Según esas informaciones, dos de los sospechosos de los ataques participaron en una trama deespionaje de un científico que ocupaba un alto cargo en instalaciones nucleares donde se almacena uranio enriquecido en Mol, en el norte de Bélgica, un país que vio también una de sus instalaciones nucleares sufrir un sabotaje en 2014.

AUSENCIA DE RUSIA

Mejorar la seguridad del material nuclear para evitar que caiga en manos de terroristas u otras organizaciones criminales ha sido desde su concepción una de las metas de la cumbre, en la que en esta ocasión participan 56 naciones así como representantes de la Unión Europea, las Naciones Unidas, la Agencia Internacional de Energía Atómica e Interpol pero en la que habrá una ausencia destacada: la de Vladimir Putin. Aunque Rusia alcanzó con EEUU un acuerdo en 2009 para reducir su armamento nuclear y el presidente ruso ha acudido a las tres cumbres previas (en Washington en 2010, Seúl en 2012 y La Haya en 2014), esta vez Putin no ha viajado ni ha enviado una delegación.

Tampoco habrá representantes de dos de los países que, de formas distintas, marcarán también el encuentro: Corea del Norte e Irán. Obama tiene organizada una reunión trilateral con sus homólogos de Japón y Corea del Sur y una bilateral con el presidente chino, Xi Jinping, donde se abordarán las últimas provocaciones de Pyongyang. También tiene organizado un encuentro con los países del P5+1 que llegaron al acuerdo con Teherán para eliminar su programa nuclear militar.

FUTURO INCIERTO

La cumbre, o al menos este formato ideado por Obama, enfrenta ahora un futuro incierto. No hay ningún plan para mantener el modelo después de esta reunión de dos días y aunque hasta ahora su efectividad ha sido cuestionada por algunos, pues depende sobre todo de los compromisos individuales de naciones a reducir su material nuclear o a aceptar estándares internacionales para asegurarlo, también ha conseguido algunos logros. Se ha sacado, por ejemplo, todo el uranio altamente enriquecido de 12 países; se han eliminado unas 3.000 toneladas métricas tanto de ese uranio como de plutonio separado también susceptible de usarse en armamento nuclear, se han cerrado o reconvertido instalaciones que trabajaban con material nuclear en 15 países y se ha instalado material de detección de radioactividad en 328 cruces fronterizos.

A la reunión de Washington asiste como representante español el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García Margallo.