La respuesta de la Unión Europea (UE) a la expansión del coronavirus en marzo fue descoordinada, con cada estado imponiendo de forma unilateral sus controles de fronteras, restricciones nacionales y medidas sanitarias. Dos meses después, los Veintisiete parecen decididos a repetir con un desconfinamiento descoordinado e unilateral. Tras un primer intento fallido a principios de abril de la Comisión Europea de promover una actuación coordinada frente a la pandemia, que fue desautorizado por los gobiernos, el Ejecutivo comunitario ha optado ahora a proponer unas recomendaciones genéricas para el desconfinamiento, que permite dar la imagen de una aparente coordinación en la UE.

Seis millones de empleos

La falta de una coordinación real de los Veintisiete, cuyos gobiernos siguen actuando de momento de forma unilateral, y la prolongación de las medidas restrictivas ponen en peligro millones de puestos de trabajo en el sector turístico. La actividad turística aporta el 10% del producto interior bruto (PIB) de la Unión Europea y más del 12% en el caso de España. La Comisión Europea estima que cada euro de valor añadido generado por el turismo aporta 0,56 euros adicionales a los otros sectores.

El turismo genera el 15% del empleo en España e Italia, el 12% en Alemania y el 11% en Francia, llegando al 26% en Grecia y al 23% en Croacia y en algunas regiones representa el 50% del empleo total. La Comisión Europea avisa de que sin una actuación urgente, se pueden perder seis millones de empleos en el sector turístico en la UE.

En España, el turismo empleaba en el tercer trimestre del año 2019 a 2,83 millones de personas, incluidos 470.000 autónomos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los contratos temporales que se formalizaban en marzo, abril y mayo al inicio de la temporada este año no se han materializado.

El enorme impacto socioeconómico del confinamiento para contener el virus se deja sentir cada vez más . En España, Italia, Francia y Bégica, las peticiones de ayuda de alimentos han aumentado entre el 20% y el 25%, un porcentaje que sube el 30% en ciudades como Ámsterdam, según la Federación Europea de Bancos Alimentarios (FEBA).

Hogares con dificultades

En Madrid y Barcelona, las demandas se han triplicado y el 40% de las personas que acuden en busca de alimentos nunca habían recurrido antes a este tipo de ayuda, según Caritas.

En Francia, el 41% de los hogares señala que ha perdido ingresos a causa de la epidemia, según una encuesta del Instituto Ipsos y Datacovid. En España, más de 300.000 trabajadores afectados por los expedientes de suspensión de empleo seguían sin cobrar esta semana las ayudas que les corresponden, según datos oficiales del Ministerio de Trabajo. Esto acrecienta las dificultades de muchos hogares en un país donde antes de la actual crisis sanitaria el 75% de las familias ya tenía dificultades para llegar a fin de mes, como reveló una encuesta de la OCU el año pasado.

A finales de abril, más de 42 millones de trabajadores estaban afectados por expedientes de suspensión temporal de empleo en la UE a causa del confinamiento, lo que representa alrededor del 25% del total de asalariados, detalla un informe del Instituto de los Sindicatos Europeos (ETUI). Los trabajadores afectados por estos expedientes de suspensión de empleo ascienden a 4 millones en España, 8,3 millones en Italia, 10,1 millones en Alemania y 11,3 millones en Francia. Estos trabajadores no figuran contabilizados en las cifras oficiales del paro, pero equivalen al 47,8% de los asalariados en Francia, al 46,6% en Italia, al 26,9% en Alemania y al 24,1% en España. La Oficina de Estadísticas de Irlanda indica que la tasa de paro en abril se habría situado en el 28,2% si se contabilizaran los perceptores del seguro de desempleo afectados por las medidas del covid-19.

El confinamiento, que no extingue el virus, ha limitado la inmunización en la mayoría de países de la Unión Europea: solo alcanza al 5% de la población en España y al 4,4% en Francia, sin protección ante rebrotes de la epidemia. El hundimiento de los indicadores económicos hace cada vez más insostenible la prolongación de los confinamientos. La Unión Europea debe aprender a convivir con el coronavirus mientras no exista una vacuna, reforzando mucho más sus capacidades sanitarias para limitar el número de víctimas.