Castellón pierde población, en concreto, más de 3.000 habitantes en un año, lo que la sitúa con un padrón por debajo de los 580.000. La revisión ya con datos oficiales publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que, a 1 de enero del 2016, la población de toda la provincia suma 579.245 vecinos, 3.082 menos que los que había un año atrás, a principios del 2015, con 582.327.

El análisis pormenorizado refleja que casi ocho de cada 10 municipios castellonenses (el 78,5%), 106 del total de 135, han sufrido los efectos de la despoblación, ya sea por mortalidad, caída de la natalidad, éxodo de residentes o de inmigración, etc. Un conjunto de factores que ha afectado en mayor medida a grandes ciudades como Castellón o Vila-real, que en lugar de aumentar, han recortado habitantes en el último ejercicio contabilizado por el INE. También Alcalà de Xivert ha registrado una pérdida destacada de residentes. Pierden más de un centenar de vecinos, por este orden, Castellón, Alcalà de Xivert, Vila-real, Orpesa, Benicàssim, Nules y también Onda.

EN POSITIVO / Solo 24 localidades se han escapado de la sangría y, por el contrario, han conseguido atraer a nuevos habitantes, aunque no sea en cantidades desorbitadas. Destacan en esta línea la Vall d’Uixó, Almassora y Vinaròs, que suman más de un centenar de habitantes. Otro bloque lo forman las cinco localidades que se mantienen invariables.

Lo que sí es cierto es que en el arranque del 2016 Castellón constata tres años consecutivos de población a la baja, restando en este trienio 22.454 castello-nenses menos. El peor año sin duda resultó ser el 2014, cuando se pasó de los 601.699 a 587.508, perdiendo de golpe más de 14.000 residentes en la provincia. Le siguió luego otro ejercicio a la baja, con más de 5.000 personas menos; y ahora, el ejercicio 2016, con más de 3.000, pero en cualquier caso moderándose ya la caída.