Palabras de serena majestad. En perfecto valenciano y con la tranquilidad de un corazón que hablaba desde el sentimiento más profundo, la reina de las fiestas del 2016, Carolina Tárrega Beltrán, calificó de “imprescindible” el papel de las damas de sector en cada una de las comisiones.

Fue en el ya tradicional discurso de la máxima representante festiva en la gala castellonera de homenaje a las asociaciones de luz que conforman el ámbito magdalenero, celebrado anoche en el Palau de la Festa. Carolina quiso transmitir su apoyo expreso a las entidades que no solo hacen gaiata, símbolo de la fiesta magdalenera, sino que “trabajan todo un año para que la ciudad tenga sus mejores fiestas”. Unos colectivos que, a veces, “no tienen la recompensa ni el reconocimiento que se merecen”. Por ello, la reina de la banda verde agradeció a cada uno de los colectivos su esfuerzo constante “en el día que se dedica a ellos”, en las fechas previas al esperado tercer domingo de Cuaresma.

Las palabras de la reina de las fiestas que fueron respondidas con un caluroso aplauso por el público que llenaba el Palau y que tenía ya ganas de que empiece la Magdalena.

Unas comisiones personificadas en las jóvenes que forman parte de las cortes de honor de las madrinas y también de los acompañantes, quienes tuvieron un protagonismo especial merecido, con un desfile en el que llevaron un clavel en la mano que fue depositado en una excelsa pica de flores, metáfora de la fiesta, la tradición y el orgullo castellonero.

Una vez completada la plica se encendieron dos gaiatas ancestrales en la combinación perfecta de castellonero, luz, tradición, esfuerzo y sacrificio.

DETALLES DE MOSAICO // Y es que, si algo caracterizó izó ayer el homenaje a las comisiones fueron los detalles en un mosaico de música, esplendor y solemnidad mayestática para hacer posible el mejor y más sincero tributo a las veteranas entidades de luz y armonía festera.

Sobre fondos musicales de estilo y prestancia, como Tanzila, Noches de Bohemia, Play Time, Corazón de madrugada o 1492, fueron desfilando las protagonistas de la noche. Pero, además, un escenario al más puro estilo clásico de las grandes celebraciones con tapices de gran elegancia, redondeó la magia de cintas verdes, y sueños castelloneros, cuando faltan apenas 15 días para el tercer domingo de Cuaresma.

Asimismo, la impresión de los escudos de las gaiatas y de imágenes de todas las fiestas que se celebran en la ciudad a lo largo del año completó la cuadratura del círculo de un acto perfectamente diseñado y preparado por la Junta de Festes con el objetivo máximo de relanzar los símbolos de la fiesta magdalenera.

Acabado el protocolo, las damas de sector fueron descendiendo del escenario recogidas por sus acompañantes que portaban la caña con la cinta verde y el pañuelo magdalenero.

Hombres y mujeres de las gaiatas que iniciaban ya su peregrinaje hacia la blanca ermita de la magdalena. Mientras, no dejaba de sonar la inconfundible Que boniques son les gaiates, canto y salmo de despedida de la noche. H