Por la puerta grande. Así se puede decir que salieron los más de 2.000 padres y niños que participaron en el último multitudinario encierro infantil de la Magdalena, que se despidió con el día en el que un mayor número de personas se atrevió a sortear a los cuatro morlacos que aportó la empresa burrianense Bou per la Vila.

Los logrados astados --diferenciados por su respectivo tipo de pelaje: negro, castaño, cárdeno y burraco-- hicieron una jornada más las delicias de los más pequeños, que corrían despavoridos para evitar la embestida de los toros, con un acabado que parecía que fuesen reales, ya que están hechos con pelo auténtico y diseñados a tamaño original.

Así, por tercer y último día, la calle Mayor, desde Santa Clara hasta María Agustina, fue un epicentro de diversión y adrenalina. Y es que nadie quería ser cogido por los cuatro aficionados que conducían las reses.