Mañana día 21 será el Blue monday (lunes triste), nombre que se da al tercer lunes de enero, y que está considerado como el día más triste del año. El concepto fue publicado por primera vez en 2005 como parte de una campaña publicitaria de una agencia de viajes quien aseguóo haber calculado la fecha usando una ecuación. La componentes en los que se basa la fórmula son la estación del año (el invierno), la poca luz (días cortos), la temperatura (el frío), el día de la semana (lunes), los apuros económicos del dispendio de las Navidades y el posible desencanto que ya empieza a cundir por el abandono de alguno de los propósitos del nuevo año.

Sin duda, los factores antes enumerados no invitan al optimismo, pero no se debe olvidar que la elección de este día negro es fruto de una algoritmo pseudocientífico y que, por lo tanto, no hay creer en él de manera literal. Debido a que hay una relación directa entre las actividades agradables que se hacen y el nivel de bienestar que se logra, que suele coincidir con los fines de semana, es normal estar emocionalmente negativo los lunes. Un día triste es algo natural y debemos dejar que pase sin agobios, ya que los estados de ánimo son transitorios y estar de bajón entra en la condición del ser humano siendo normal, por lo que no se le debería dar importancia. Realizar alguna actividad placentera, buscar las relaciones sociales y adoptar una actitud positiva ayudará a sobreponerse de este día. Debido a que el buen humor se contagia convendría también rodearse de personas alegres, pues la compañía de gente bienhumorada ayuda a evitar la tristeza. Al fin y al cabo, este Blue monday puede resultar ser una profecía autocumplida: Basta que se piense, para tener predisposición a hacer cosas que nos ponen triste.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)