El 13 de junio del 2015, PSPV, Compromís y Podemos se dieron el sí quiero en Burriana. Arrancaba un mandato que debía «rescatar a las personas», garantizarles el trabajo, acabar con la emergencia social, poner fin a los subsidios... Garantías sociales para un pacto que erigía sus principios sobre los ciudadanos. ¿Recuerdan?

Durante dos años hemos tratado de desnudar a quienes vinieron disfrazados para narrarnos una historia con pretendido final feliz. El Acord per Borriana no era más que un cliché con el garantizar progreso, desarrollo y oportunidades. Unos objetivos que hoy no solo no se han conseguido, sino lo que es más triste, nos han llevado a tocar fondo. PSPV, Compromís y Podemos han convertido el ayuntamiento en su particular colmena. Como los personajes de Cela, cada uno ha delimitado su parcela. Aislados y estancados. La irresponsabilidad y el desatino. Sus políticas han logrado elevar a Burriana a las más altas cotas de popularidad alcanzando el ridículo más absoluto. Una vaca escapada durante más de mes y medio o un encierro de toros embolados suspendido horas antes de su suelta. Anécdotas que trufan una historia de intereses que emana de una gestión conducida por tres partidos que venden sus principios por retener sus butacas.

Un PSPV vendido a las presiones de un Compromís que defiende sin rubor un referéndum ilegal. Un partido supuestamente de Estado que es incapaz de defender en pleno la Constitución por miedo a que se enfaden sus socios. Demasiados ansiolíticos para argumentar lo imposible. No insulten a la inteligencia de Burriana. La irresponsabilidad acaba abocando al desgobierno. Y los instintos primarios acaban exhibiéndose por muchas caretas que se pongan. Sean transparentes, que para eso tienen dedicado a Podemos al 75% de la jornada.

*Portavoz del PP en Burriana