25 años no se cumplen todos los días. 25 años nunca se olvidan. Y es que ¿quién no ha celebrado haber llegado a un cuarto de siglo con amigos y familia? Los 25 suele ser la siguiente gran fiesta tras la mayoría de edad y antes de entrar en otra década.

Este 2019 hemos celebrado el aniversario de la muerte de dos mitos: el cantante Kurt Cobain y el triple campeón de la Fórmula 1 Ayrton Senna. Ambos marcaron un antes y un después en la historia de la música y del deporte. Ambos permanecerán en el recuerdo de generaciones.

También el 2019 ha sido el año de la empresa que ha transformado nuestros hábitos de consumo. Amazon cumple 25 años con contenidos audiovisuales propios y siendo el líder en la venta de todo tipo de productos.

Igualmente, están de aniversario películas como El Rey León, Pulp Fiction y Forrest Gump, así como el genocidio de Ruanda, en el que fueron asesinadas aproximadamente 800.000 personas de la población tutsi.

Ya ven, múltiples acontecimientos históricos a los que se suma el Festival Internacional de Benicàssim. Este año, celebramos las bodas de plata del festival más veterano de nuestro municipio y el más conocido internacionalmente. 25 años para hacer balance de lo bueno y de lo malo.

Haciendo memoria de estos años, me vienen a la cabeza numerosas anécdotas y actuaciones inolvidables. Ese debut con Los Planetas y The Charlatans que tanto dieron que hablar, la primera actuación de los hermanos Gallagher con su Wonderwall en el 2000, la irrupción cuatro años más tarde de un casi desconocido Franz Ferdinand junto con Pet Shop Boys o Lou Reed, en paz descanse. El talento desgarrador de Amy Winehouse en el 2007 y el magnífico tridente de 2011: Arcade Fire, The Strokes y Arctic Monkeys, junto con grupos del indie español que ya empezaban a despuntar como Dorian o Lori Meyers. Y el último gran cartel en el 2015 con Florence + The Machine, Blur y Vetusta Morla, que este año repite actuación.

Pero más allá de estas vivencias, hay que abrir un debate sosegado sobre cómo poder mejorar este festival para que sea un festival con futuro y de todos. De los vecinos y veraneantes, de los hosteleros, de los fibers y de los comerciantes. Es decir, como dijo su director, Melvin Benn, hay que refrescarlo si no queremos estancarnos. Renovarse o morir.

Para ello, la rentabilidad es clave al igual que el fomento de la sostenibilidad. Esos dos, junto con la búsqueda del equilibrio, deberían ser los principales objetivos en los próximos años, entre otras cosas, una rentabilidad ligada a incrementar el número de alojamientos en Benicàssim, ya que la mayoría de los asistentes al festival apuestan por alojarse en la vecina Orpesa en lugar de hacerlo en nuestra ciudad.

En esta edición ya hemos dado un paso más en el respeto al medioambiente distribuyendo vasos de un solo uso así como con la puesta en marcha de dispensadores de agua en la zona de producción que han sustituido el uso de las botellas de plástico por parte de los trabajadores.

Y el equilibrio, también muy importante. Para ello, hay que seguir trabajando con el fin de mejorar la convivencia y el civismo entre todas las partes.

*Portavoz de Cs en la Diputación y concejala de Turismo en el Ayuntamiento de Benicàssim