Avueltas con el campo. Llevamos varias semanas hablando de lo importante que es el mundo rural y por primera vez la despoblación y la España vaciada se han convertido en un titular de portada día sí, día también. El problema es cuando se utiliza este drama por puro ecopostureo. Y eso es lo que está pasando con los gobiernos del PSOE: hablan mucho, prometen más, pero ni cumplen ni ejecutan.

Ejemplos hay muchos, como cuando el Gobierno de Pedro Sánchez justificaba el alza del paro en el campo en una mala cosecha. Pero el más lamentable puede que haya sido el de las cargas policiales contra los agricultores que protestaban ante el recinto en el que estaba el ministro Luis Planas para denunciar las bajas cotizaciones de sus productos. Ni en Cataluña se vieron estas escenas. Pero claro, los trabajadores del campo no levantan la mano en el Congreso de los Diputados para aprobar los presupuestos…

Y no tan lejos. En la Comunitat miles de agricultores y ganaderos aún no han cobrado ni una sola ayuda de las que les corresponden, porque el presidente Ximo Puig ha tomado el dinero de Europa y se lo ha quedado él en el bolsillo desde hace meses, sin entregarlo a sus legítimos beneficiarios, miles de pequeños productores. Esta es la manera de ayudar del PSOE. Mucho titular, mucha propaganda, pero luego, cuando separas el trigo de la paja, no queda nada.

La despoblación solo se combate generando empleo y prestando servicios. Nadie se va a quedar viviendo en el pueblo si no tiene un medio de vida. De la tranquilidad y los paisajes bucólicos no se come. Para volver a llenar la España vaciada se necesita garantizar que el fruto del esfuerzo de explotaciones agrarias y ganaderas sea rentable. Hay que potenciar y defender lo nuestro. Y eso pasa por medidas estructurales, a nivel de fronteras, pero también educando a los consumidores, para que apuesten por los productos de nuestra tierra. También es injusto e inadmisible que el precio final lo fijen, por no decir impongan, las grandes cadenas. Y aquí sí que tiene mucho que decir, e intermediar, el Gobierno. Para esto sí debería esforzarse sin descanso y abrir una mesa de diálogo. Y por supuesto, ayudar a renovar estructuras, formar a productores y ofrecer ventajas a los que se vuelvan a vivir al pueblo.

Las recetas existen. Menos ecopostureo y más comprometerse.

*Alcaldesa de Vall d’Alba, diputada provincial y vicesecretaria del PPCS