Esta vez, mi artículo lo tenía clarísimo, teniendo en cuenta que el 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Quería dar mi opinión sobre todas las polémicas que se han creado alrededor del feminismo; pero como la actualidad manda, no podía pasar por alto el tsunami político que estamos viviendo estos días con el adelanto de las elecciones autonómicas. Así que, aunque sea de forma muy resumida, intentaré dar mi punto de vista sobre los dos temas centrales de esta semana.

Respecto a la primera cuestión, el 8 de marzo, quiero empezar diciendo que soy de un partido en el que se cree en la mujer, a la que se le da el espacio que le corresponde sin necesidad de cuotas. Mi presidenta autonómica es mujer; mi secretaria general en la Comunidad es mujer; las dos portavoces adjuntas en las Cortes Valencianas son mujeres; la candidata a la alcaldía de Valencia, mujer, y la candidata a la alcaldía de Castellón, mujer. Es decir, los máximos puestos de responsabilidad lo ostentan mujeres. El movimiento se demuestra andando y por eso creo que apostar por mujeres para los cargos más importantes, en una organización política, demuestra mucho más compromiso que los eslóganes, pancartas o camisetas.

Soy muy consciente del problema que tenemos las mujeres: las desigualdades permanentes, el techo de cristal, las diferencias salariales, la violencia física y psicológica que sufrimos, los asesinatos… ¡Esta situación es intolerable! Pero no se va a solucionar pateando constantemente el diccionario de la Real Academia de la Lengua o haciendo un ranking para ver quién es más feminista. Es llamativo como el partido socialista, uno de los que se ha erigido el abanderado del feminismo, se deja algún dato en la chistera.

Miren, la diferencia entre el compromiso con la igualdad del PP y el PSOE se ve en los datos: el Partido Popular dejó el Gobierno con más mujeres trabajando que nunca; Sánchez convoca elecciones con 20.000 paradas más (2 de cada 3 desempleados son mujeres). De verdad, en el PP, lecciones de partidos que en actos públicos se ponen la camiseta feminista, pero cuando piensan que nadie les escucha mandan a las mujeres al corral, como hizo Ximo Puig, ni una.

Ya no me queda mucho espacio para hablar del adelanto electoral, pero el suficiente para dejar una cosa muy clara: a Puig y Oltra los valencianos les importamos un pito; esta es la conclusión. Se ha visto como el pacto del Botànic solo ha sido una estrategia, que la prioridad para ellos nunca han sido las personas y que lo único que les importa son los resultados electorales. Esa es la razón por la que Puig quería adelantarlas, porque por lo visto Sánchez tiene mejor prensa que él y quiere ir a su rebufo. ¿Y la razón de que Oltra no quisiera el adelanto? Pues el mismo argumento pero al revés, porque Compromís se diluye en unas elecciones con discurso nacional. Como ven, un tema de egos.

Pero que nadie se lleve a error, en el PP estamos encantados con el adelanto. Hay cosas que cuanto antes lleguen mejor: más empleo, menos impuestos, menos listas de espera, lengua y educación libres y una España más fuerte. Estamos preparados, ¡siempre lo hemos estado!

*Diputada autonómica del PP