La verdad es la que es y no la que a algunas y algunos les gustaría que fuera. Esta semana hemos asistido a un debate artificial por parte de la oposición en el Ayuntamiento de Castellón, que ha pretendido denunciar la presión fiscal excesiva y adjudicar la culpa de ese mal al actual gobierno municipal. Es una muestra más de la escasa vergüenza política de los representantes de la derecha autóctona, que no tienen reparo en acusar a los demás de las acciones que habría que achacárseles a ellos, como si pensaran que vivimos en la inopia, que las hemerotecas no existen y que la ciudadanía tragará los sapos de sus mentiras sin rechistar.

Esta vez han cogido el argumento de un estudio estatal sobre fiscalidad, en el que se establece un ranking entre las capitales de provincia en materia de recaudación de impuestos. Y seleccionan un único dato para atizar al gobierno municipal y generar el alarmismo habitual en su estrategia: trabajar por Castellón poco, muy poco, pero alentar la crispación y fomentar el lío, mucho, mucho.

Por eso, a veces no queda otro remedio que responder con contundencia, para que impere la verdad. Y recordar que fue el gobierno municipal del PP el que pidió en el 2012 la revisión catastral que subió los valores catastrales por encima de los precios inmobiliarios del mercado. Y fue el gobierno municipal del PP el que elevó el coeficiente del IBI al 0,85%.

Y hay que decir también, para que queda claro, que ha sido este Gobierno municipal, el de ahora, el que ha solicitado a la Dirección General del Catastro, en dos ocasiones, que regularizara a la baja los valores catastrales, y el que ha bajado en dos ocasiones el tipo del IBI, hasta situarlo en el 0,69%. Lo dice ese mismo informe que enarbolaba la oposición: Castellón es la tercera capital española en la que más ha bajado el tipo del IBI.

Por eso, sonroja tanto que alguna portavoz atrevida utilice la fiscalidad como arma arrojadiza, confundiendo los impuestos con los supuestos. El engaño es como un bumerán, que suele hacer un recorrido circular y siempre vuelve a su lugar de origen. Porque los contribuyentes tienen muy fácil comprobar los datos. La gran mayoría ha notado que la presión fiscal se ha congelado y el recibo a pagar del IBI en el 2018 ha sido inferior este año.

Hay que tener muy poco respeto a la ciudadanía para cuestionar con esos argumentos la política de fiscalidad del Gobierno local. ¿A quién quieren engañar? Creo que solo se convencen a sí mismos. Ya demostraron que gobernaron en contra de los intereses de los ciudadanos y ahora, desde la oposición, vuelve a ir contra la mayoría. Si hubiéramos dejado el coeficiente del IBI como estaba en 2015, la realidad sería que una vivienda media pagaría ahora 130 euros más que entonces. Con la política fiscal de este gobierno, sin embargo, paga 9 euros menos. Por cierto, estaría bien que la oposición recordara a sus votantes, y a los que no lo son, que el PP se opuso en tres ocasiones a bajar el tipo del IBI. Sí, los mismos que ahora se desgañitan por lo que dicen que sube fueron los que se opusieron a que bajara. En 2015, en 2016 y en 2017. Esa es la triste, y vergonzosa, realidad.

*Alcaldesa de Castellón