Hace ya semanas que apenas se habla de otra cosa en las sobremesas de los hogares en los que, como el mío, los vínculos y la relación con la vecina Cataluña son muchos. Mi madre es catalana, mi padre valenciano; en casa, todos españoles.

Nos encontramos en la zona norte de la provincia de Castellón, zona limítrofe con los municipios catalanes del sur, municipios con los que nos unen lazos emocionales, familiares y culturales a los que no queremos ni debemos renunciar.

Es duro ver cómo los independentistas han dinamitado los puentes de entendimiento, abandonado la legalidad, obviado y menospreciado a la mayor parte de los catalanes, a aquellos que no han querido nunca alzar muros ni fronteras.

Desde el ya cesado Govern de la Generalitat no solo se han incumplido las leyes, no solo han causado la mayor fractura social desde que convivimos democráticamente, sino que además se ha abandonado a todos aquellos catalanes y catalanas que quieren continuar sentándose a sus mesas sin tener que levantar muros por procedencias.

Frente a esto, quiero constatar mi agradecimiento a la firmeza que ha demostrado el Gobierno de España y la altura de miras de aquellos demócratas que han sumado esfuerzos para frenar esta locura secesionista.

Del mismo modo, lamento profundamente la actitud de políticos separatistas de la Comunitat, que siguen manifestando su soporte, su reconocimiento y su apoyo al despropósito ilegal y destructivo de los políticos independentistas catalanes.

Mi apoyo está con quienes abanderan la legalidad, reivindican el marco constitucional que garantiza la convivencia y aseguran la recuperación de la normalidad democrática en nuestro país. Apelo a la conciencia democrática y a la concordia, y me siento orgulloso de contar con un Gobierno que sigue a nuestro lado, al lado de quienes queremos seguir conviviendo en paz.

*Alcalde de Peñíscola