Querido/a lector/a, un vídeo de contenido sexual, con imágenes de una mujer que no es su esposa, ha hecho dimitir a Benjamin Griveaux, hombre de confianza de Emmanuel Macron y candidato de la Republica en Marcha a la alcaldía de París en las próximas elecciones.

La verdad es que para la cultura política francesa el hecho de la dimisión de un político por asuntos de sexo es algo raro y preocupante. Raro, porque los franceses, o al menos sus élites políticas, siempre manifestaron que al contrario que en EEUU, en Francia existe una clara y total separación entre la vida privada y pública. Y por citar un ejemplo diré que, no es que no supieran de las tribulaciones sexuales de Sarkozy o de Hollande, es que nunca albergaron la idea de ver un político derribado por un vídeo sexual, o que un acto sexual consentido entre adultos pudiese apartar de la política a un candidato. En todo caso, parece que Griveaux se ha retirado por el sufrimiento de su familia. Y eso que los más significativos líderes le dijeron que no aceptara ese feo ajuste de cuentas y que siguiera. A cambio se comprometían a no sacar el tema en los debates de la campaña.

Querido/a lector/a, hoy en Francia, y vuelvo a repetir que me refiero a las élites, existe preocupación por lo del vídeo Griveaux. Y es que junto al miedo a la americanización de la vida política, a que se mezcle la vida publica con la privada de los políticos, también aparece que es un tal Pietro Pavlenski, activista y provocador ruso, el que los ha publicitado. Algo que recuerda y revive que, en el 2017 y en las elecciones que llevaron a Macron al poder, ya robaron en su partido miles de correos electrónicos y la sospecha miraba a Moscú, a Putin.

*Analista político