La toma de contactos entre los líderes políticos ha sido algo a lo que siempre se ha dado una gran importancia. En tiempos en que la comunicación no es lo suficientemente fluida, cualquier encuentro cuenta.

Esta semana se han producido dos visitas de jefes de Estado que yo considero de gran importancia, a saber, la del rey Felipe VI de España al Reino Unido y la de Donald Trump, presidente de EEUU, a Francia.

En el primero de los casos y al margen de que sea una visita programada hace un año atrás, tiene relevancia en el sentido de que se produce después de que en el Reino Unido ganara el brexit a raíz del reférendum, por lo que la visita se enmarca en el terreno de un país comunitario que dejará de serlo en un futuro próximo. Ante este hecho, los empresarios españoles, parte de la comitiva, han tratado de aclarar posturas para salvaguardar sus inversiones en Gran Bretaña. Otro de los temas importantes es la situación de los ciudadanos residentes en ambos países, británicos en España y españoles en el Reino Unido. La proximidad entre los dos países no significa que dejen de haber discrepancias sobre algunos temas, como Gibraltar cuya reivindicación por parte de España está fuera de la hoja se ruta en la negociación de la UE con el Gobierno británico. En pocas palabras, juntos pero no revueltos.

En cuanto al presidente francés, Emmanuel Macron, la visita de Trump a Francia ha sido una oportunidad para demostrar a este último que París sigue siendo un referente en la política Europea y por ende mundial. Los elementos históricos y emblemáticos han sido utilizados para dar a entender al primer mandatario estadounidense que Francia cuenta. No sé si Trump cambiará de postura pero, al menos, le servirá como lección de humildad.

*Secretaria provincial de Derechos Civiles de PSPV-PSOE de Castellón