A principios del siglo XX, Rafael Mainar dejó escrito que el periodismo es "la historia que pasa". De ese periodismo de tijeras, ahueque, telegramas y demás recursos heroicos, hemos pasado a otro absolutamente moderno, tecnológico y en constante proceso de innovación. Muchas cosas han cambiado, pero otras se mantienen inalterables. Entre ellas, que el periodismo constituye uno de los pilares fundamentales de las sociedades democráticas. Un hecho que da cuenta de su importancia y su trascendencia.

Por eso, es esencial explorar cuáles son los desafíos a los que debe enfrentarse en el inicio de este nuevo siglo. Una cuestión a la que se dedicará el curso de verano titulado Retos del periodismo en el siglo XXI, organizado por la Universidad Jaume I, que, entre los próximos 6 y el 8 de julio, examinará, en Morella, cuáles son, cuál es su magnitud, su incidencia y sus efectos. Con ello, se ofrecerá, además, una visión panorámica del estado de salud actual del periodismo y de sus escenarios de futuro.

Una mirada que incluirá un repaso a aspectos cruciales como el impacto de internet. Las nuevas tecnologías han introducido numerosas novedades como la irrupción del periodismo ciudadano, donde es el público quien asume el protagonismo, hasta la necesidad de dar a conocer las noticias lo antes posible en una dinámica de actualización constante de la información que está alterando el concepto clásico de periodicidad. Sin olvidar, las alteraciones de las rutinas de trabajo de los periodistas o la aparición de nuevos tipos de medios de comunicación en el escenario online. Todo ello, abre interesantes horizontes para la renovación de la profesión, pero, a la vez, plantea peligros diversos como la sobreabundancia informativa, que puede llegar a saturar, o la precipitación, que lleva aparejada una mayor propensión a cometer errores e imprecisiones.

Otro de los retos tiene que ver con la cuestión ética. El carácter público del periodismo junto al papel decisivo que sus productos juegan a la hora de dar forma a nuestra visión del mundo, a nuestras preocupaciones y a nuestras opiniones obliga a no perder de vista que su ejercicio es un privilegio que implica responsabilidades. El cultivo de la información exige la observancia de una serie de sólidos criterios deontológicos que garanticen no solo que el periodismo cumple con su función social sino que lo hace de una manera intachable e impecable, respetando la intimidad, el honor y comprendiendo que los daños derivados de una mala praxis profesional difícilmente se reparan. Porque las lesiones que afectan a la credibilidad y la legitimidad, dos valores clave para el periodismo, tardan en curar y piden largos procesos de recuperación.

TAMBIÉN la economía constituye un desafío de notables dimensiones. La presencia de grandes grupos de comunicación, hijos de la concentración, que son propietarios de un elevado número de diarios, emisoras de radio y cadenas de televisión, instaura el dominio de unos pocos sobre el escenario mediático. Se abren paso, así, las reglas implacables de la mercantilización, que afectan a toda la industria cultural y también al periodismo. La búsqueda de la rentabilidad en términos monetarios se impone como fin último, relegando a un papel secundario cuestiones como el interés social o el servicio público. La capacidad de una noticia para generar beneficios financieros se convierte en el parámetro para medir su calidad. El periodismo se sumerge en un contexto en el que información y entretenimiento tienden a confundirse y a mezclarse y en el que los sucesos, las curiosidades y lo trivial asumen el reinado.

A desentrañar los múltiples interrogantes que estos, y otros, retos plantean para el periodismo actual ayudarán la experiencia y los conocimientos tanto de destacados profesionales como de estudiosos y profesores. Así, en las sesiones de este curso de verano participarán Antonio Franco, director, durante largos años, de El Periódico de Catalunya y, hoy, asesor editorial del Grupo Zeta; Lucía Martínez Odriozola, vicepresidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Concha Edo, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y secretaria de la Sociedad Española de Periodística (SEP); Marcial Murciano y Xosé López, catedráticos de Periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Santiago de Compostela, respectivamente. A ellos, se unirán los máximos responsables de los diarios de pago que se editan en la provincia de Castellón, entre ellos el director de Mediterráneo, José Luis Valencia.

MUCHOS son los retos que afectan a una profesión fundamental y central en nuestra sociedad, pero el periodismo, para la Universidad Jaume I, constituye un nuevo y apasionante desafío en sí mismo. El próximo septiembre el campus del Riu Sec acogerá la puesta en marcha del grado en Periodismo. Tras una larga espera, la sociedad castellonense contará, finalmente, con estudios universitarios sobre esta materia que se sumarán a los ya existentes de Comunicación Audiovisual y Publicidad y Relaciones Públicas.

Para el estreno de la titulación de Periodismo, la UJI ha diseñado un plan de estudios ambicioso e innovador que pretende formar a los periodistas del futuro. Y hacerlo dotándoles de las competencias y capacidades necesarias para enfrentarse a los desafíos de la profesión y salir airosos. Sus contenidos, aprobados por el Ministerio de Educación y el Consejo de Coordinación Universitaria, combinan una formación general en el campo de la Comunicación con una profundización en los terrenos del siempre apasionante periodismo. Porque el periodismo es eso: pasión. Un reto constante.

Profesor Titular del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Jaume I