Durante años el franquismo usó el eslogan Spain is different para atraer el turismo. España tenía sol y grandes playas, no como Alemania o Inglaterra, a pesar de ser una dictadura con un evidente retraso económico y social. Algunos pensaban que quizás España continúa siendo diferente por lo que al terrorismo islámico se refiere, pero lo cierto es que no es así.

España es objetivo de ataques yihadistas desde los atentados del 11-S del 2001 en Nueva York. El 11 de marzo del 2004 en Madrid, lo sufrimos en nuestras propias carnes. Una opinión pública mediatizada políticamente lo atribuyó a la arrogancia del último gobierno Aznar y su relevante papel en la arena internacional, demasiado próximo al presidente Bush y al primer ministro Blair. Y que tras la salida de las tropas de Irak por parte de Zapatero, ya volvíamos a ser differents y ya no íbamos a sufrir ataques terroristas de corte islamista. Pero no; nos atacan por lo que somos, no por lo que hacemos. Nos odian por el modelo de civilización que representamos, no por las alianzas o estrategias geopolíticas que desarrollan nuestros gobiernos. Spain is not different, para desgracia de los buenistas de turno, y el pasado 17 de agosto en las Ramblas de Barcelona pudimos volver a comprobarlo, por mucho que la ciudad esté gobernada por grupos políticos que hacen de su odio al cristianismo y su islamofilia militante toda una declaración de intenciones.

Con bolardos o sin bolardos, con avisos de la CIA o sin avisos de la CIA, la culpa de los atentados la tienen los terroristas yihadistas. Punto final. No obstante, es cierto que se cometieron errores. Es de perogrullo siempre que un atentado terrorista tiene éxito en sus pretensiones. Pero también hubo aciertos. Por eso sería conveniente, todos juntos, hacer una evaluación de aciertos y errores que nos sirvan para mejorar el modus operandi de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad, sean cuales sean sus niveles competenciales. Sería la reacción más inteligente que cabría colegir del atentado de Barcelona, puesto que nos serviría además para prevenir otros en el futuro.

En los últimos años España ha tenido el mayor número de detenciones de islamistas en Europa, y había conseguido prevenir los ataques hasta ahora. Ha llegado el momento de aceptar y entender que España es considerada por los yihadistas parte del territorio del Islam y que si éstos consideran que están en guerra con nosotros, resulta del todo inútil esconder la cabeza como un avestruz, defendiéndonos con velas, lazos negros y cantando el Imagine de John Lennon. No tener miedo a la muerte, quizás no sea lo que más necesitamos. Más bien necesitamos el coraje y el valor de enfrentarnos al terrorismo, pero eso implica la aceptación crítica de que no somos diferentes, de que pertenecemos a la misma civilización que quieren destruir los bárbaros.

*Vicepresidente de la Diputación

de Castellón