Esta es la historia de Pepe, aunque podría tener muchos nombres. Un tío currante, bien intencionado, algo pardillo. Siempre ha querido trabajar, lo que ha hecho desde jovencito. No gana mucho, tampoco tiene grandes ambiciones. Con gran esfuerzo y sus ahorros creó una pequeña empresa con un par de empleados que vivía tiempos buenos y parecía boyante, pero la crisis de Zapatero se la llevó por delante. Perdió lo poco que tenía, pero al menos no acabó en la ruina como muchos otros. Lo pasó muy mal. Como era autónomo, no cobró ni un duro. Se sobrepuso y pronto se colocó. Siempre se consideró de lo que se llama izquierdas, porque ya lo era su padre y ha interiorizado que es lo mejor, ve la tele. Aunque dudó mucho cuando estuvo a punto de ser rico. Ahora insiste en sus posturas, si bien no ve claro que se quiera romper España, ni le gusta la educación que se les está dando a sus nietos, y menos los chanchullos que están saliendo en ‘los suyos’. Aún así, no votará a ‘los otros’, porque no lo concibe. Pero amigo, muchas medidas son contradictorias con la practicidad, y ve que el paro sube, a pesar de que ya tenemos cuatro veces más que los países vecinos y que cada medida que se toma es peor. Que a su jefe lo están friendo a impuestos, y puede que le pase lo mismo que le pasó a él. Que la gestión del covid es desastrosa y que nos parecemos a Venezuela. Que la espiral más gastos, más impuestos, menos crecimiento va cada vez peor. El otro día tomando un café preguntaba angustiado, ¿dónde vamos a parar?, la desgraciada respuesta es: al paro. La reflexión: en las próximas elecciones te lo piensas mejor.

*Notario