La ciudad de Vila-real y la música perdieron ayer a uno de los máximos exponentes de la dolçaina, instrumento que supo encumbrar a lo más alto, trasladando de forma pionera su peculiar sonido a cualquier tipo de espectáculo o concierto musical.

Pascual Juan Rochera, conocido dentro y fuera de su ciudad natal como Pasqualet de Vila-real (así como también Grenya) falleció ayer y deja un recuerdo imborrable entre el colectivo de dolçainers de la Comunitat.

Nacido en el año 1937, empezó bien temprano a amar la música de banda y de los instrumentos tradicionales valencianos. Su extensa trayectoria y su trabajo le hicieron merecedor, entre otros, de los Premis 20 de Febrer, Poble y el de Socarrats. Formó parte de la Unión Musical la Lira y trabajó 24 años con Xarxa Teatre.