La atención que los medios de comunicación han prestado a los suicidios de niños sometidos a acoso escolar han tenido un impacto positivo a la hora de afrontar este fenómeno. Los casos de bullying atendidos por la Fundación ANAR, especializada en la ayuda a niños y adolescentes en riesgo, se dispararon cerca del 75% el año pasado debido a este aumento de la sensibilización social que lleva a las víctimas o sus familiares a dar el paso de pedir ayuda. Una parte del aumento hay que atribuirlo, sin embargo, al crecimiento del número real de víctimas vinculado a las nuevas tecnologías, el denominado ciberacoso, que ha contribuido a aumentar la gravedad de las consecuencias de estas conductas.

Los datos figuran en el estudio presentado ayer por ANAR y la Fundación Mutua Madrileña y elaborado a partir de las llamadas recibidas en el teléfono de ayuda (900202010) de la primera entidad, que funciona desde hace 23 años. Si gracias a estas llamadas, en el año 2009 se pudo intervenir en 154 casos, en el 2014 la cifra ya había subido a 328 y el año pasado alcanzó los 573.

INTENSIDAD // En el análisis pormenorizado de los datos del 2015 llama la atención la intensidad con la que se sufren las conductas agresivas. En el 43,9% de los casos el acoso había durado más de un año, mientras que en el 70,6%, el bullying tenía lugar diariamente. “El impacto que situaciones como esta causan en el niño es muy grave. A veces las secuelas psicológicas duran toda la vida”, advirtió Benjamín Ballesteros, director de programas de ANAR.

Otro dato llamativo es que el 30,7% de los niños lo habían ocultado a los padres, alegando una gran variedad de motivos: no hacerles sufrir, evitar represalias del colegio o los acosadores, el temor a una sobrerreacción, etcétera. La edad más habitual de padecer acoso son los 12 y 13 años, y respecto al sexo, el 51% de las víctimas son chicas.

Entre los motivos que alegan las víctimas están ser poco hábiles en la relaciones sociales, estar fuera de la moda, defectos físicos, ser diferentes o sufrir discapacidades. Los responsables de ambas fundaciones destacaron que en general “los padres consideran que los centros escolares reaccionan tarde y, cuando lo hacen, se ponen de perfil”. “La tendencia general es ignorar el problema porque no conviene al centro”, criticó Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, para quien “en todos los colegios hay acoso, otra cosa es que no se conozca”. H