La domótica está viviendo un cambio radical con la aparición de dispositivos conectados a internet y más sencillos de instalar para el usuario particular, impulsados por compañías expertas en el gran consumo. Las apps de control doméstico, pero, sobre todo, los nuevos asistentes que se controlan por voz de Apple, Google, Amazon y el que prepara Samsung abren nuevas opciones que permiten automatizar la casa sin tener que desplegar cables ni dedicar mucho dinero para mejorar la eficiencia energética de una vivienda, gestionar los aparatos o mejorar la seguridad.

Son muestras del futuro «hogar conectado» o smart home, una especie de domótica light basada en conexiones wifi que los profesionales del sector distinguen de la domótica tradicional (que usa el cable de fibra óptica o la radiofrecuencia para conectar todos los aparatos del hogar) y de la inmótica (la que incluye todo el edificio, normalmente oficinas). Este «hogar conectado» está cada vez más cerca del internet de las cosas (IOT) y hace más difusa la frontera con la domótica.

Esta nueva tecnología fusiona el puro control remoto con el uso masivo de datos (big data), el reconocimiento de lenguaje y procesamiento del habla, y el aprendizaje automatizado (machine learning) para crear un escenario en el que las máquinas aprenden de los hábitos de los usuarios y que los más pesimistas comparan con un nuevo HAL 9000, la inteligencia artificial que cambiaba la vida de los tripulantes de la nave espacial de 2001 Una odisea en el espacio, la famosa novela y filme.