A veces lo que circula por las redes sociales no es solo dañino, sino claramente delictivo. Para hacer frente a la proliferación de contenidos machistas, sexistas, racistas, homófobos, antisemitas o que destilan odio, el Gobierno francés quiere que las plataformas digitales asuman una mayor responsabilidad en esa batalla. Los objetivos: poner fin a la impunidad, acelerar los procedimientos para identificar a los autores e intensificar las campañas de sensibilización. El nuevo arsenal normativo estará listo antes del verano.

«Serán acciones legislativas y no legislativas para regular toda la cadena del odio on line», resumía en Le Figaro el secretario de Estado responsable del ámbito digital, Mounir Mahjoubi. Junto a la secretaria de Estado de Igualdad, Marlène Schiappa, pilota la respuesta gubernamental a los insultos en internet, quien también examina la posibilidad de ampliar el periodo de prescripción de los delitos de odio en la red.

El Ejecutivo galo baraja crear un estatus jurídico que se situaría entre el del editor (que asume toda la responsabilidad de los contenidos) y el del anfitrión. Así, cambiarían las reglas para Facebook, YouTube y Twitter en Francia sobre la actividad de los usuarios y las modalidades de control, con el fin de que las empresas digitales detecten mejor los contenidos problemáticos y adviertan de los riesgos.