El matrimonio de conveniencia va mal. Ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias esperaban descubrir el amor en una coalición que acordaron como único remedio, pero sí llegaron a sentir que podían mantener en pie a un gobierno progresista durante toda la legislatura. La crisis del coronavirus parece haber disuelto el pegamento que les unía. La pandemia ha convertido el paquete legislativo que pretendían impulsar en papel mojado. Ante la incertidumbre de lo que acontecerá, la fractura entre ministros socialistas y morados se ensancha cada día.

El último desencuentro es la estrategia de Podemos frente a la crisis: aumentar la presión sobre Sánchez dando a conocer a los medios de comunicación las propuestas que plantean los ministerios morados en el seno del Gobierno subrayando que las reclamaciones de Iglesias están más a la izquierda y persiguen mayor protección para los afectados.

El equipo presidencial, que hasta esta semana había asumido esas filtraciones como un mal menor, no oculta ya un enfado monumental. Lo ven como un intento de los podemitas de colarse en la agenda, porque ninguno de sus ministros forma parte del comité de gestión de la pandemia y entienden que Iglesias trata de tener un pie en el Gobierno y otro en la oposición por lo que en el futuro pueda suceder.

En la práctica, los socios hacen vida por separado. «Es como un matrimonio roto, a punto de separarse», reconocen fuentes gubernamentales. «Va a ser terrible, como salir de una guerra. En lo económico y en lo político», resume un asesor del presidente. La estrategia de Podemos de desvelar sus propuestas ha conseguido sacar de sus casillas a los socialistas. «Solo generan presión y confusión», lamenta un alto cargo del Ejecutivo.