La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) ha ordenado la retirada en Cataluña de una partida de 50 kilos de huevos en polvo contaminados con fipronil procedentes de los Países Bajos que todavía no habían sido comercializados. La agencia, a través del Sistema Coordinado de Intercambio Rápido de Información (SCIRI), ya ha comunicado esta decisión a las autoridades competentes catalanas, cuyos servicios de control han procedido a la localización de la partida, verificando que no se había utilizado y que, por tanto, no había entrado todavía en la cadena alimentaria.

Los huevos en polvo son utilizados en la elaboración de muchos alimentos preparados, postres y conservas. La organización de consumidores Facua ya advirtió del peligro de que la contaminación por fipronil llegara a España por esta vía más dificil de detectar y no pasaron muchos días hasta que apareció la primera partida en el País Vasco.

PAÍS VASCO // El pasado 11 de agosto se comunicó, a través del Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), la distribución desde Francia de una partida de huevo líquido pasteurizado destinada a un establecimiento ubicado en el País Vasco. También en ese caso se actuó de forma «inmediata» y se inmovilizó el lote antes de entrar en algún proceso de fabricación. Con estas dos actuaciones --la de Cataluña y el País Vasco- se ha evitado por ahora que en España la distribución de huevos contaminados llegue a los consumidores.

El fipronil es un producto no autorizado para su uso en animales de producción de alimentos, si bien, en este caso, ha sido utilizado para tratar la presencia de un ácaro denominado Dermanyssuss gallinae en gallinas de puesta. El pesticida es empleado para matar piojos y pulgas, pero está prohibido en animales que forman parte de la cadena alimentaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) califica su consumo de «moderadamente peligroso» y las autoridades sanitarias consideran el riesgo para la salud como mínimo.

Para que produzca efectos hay que consumirlo en grandes cantidades. Los expertos señalan que en este caso puede producir vértigos, náuseas o vómitos, y en el peor de los casos, daños a hígado, tiroides y riñones.