Después de un mes de nervios, estos días reina en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) una calma solo aparente, a la espera del golpe que se le aproxima cuando tenga que contabilizar los ingresos por matrículas de máster.

Un tramo de 13 de los 154 millones de presupuesto de la segunda universidad en alumnos de la comunidad madrileña (con 45.200 matriculados) recibirá el impacto del caso Cifuentes. Por las tasas que los estudiantes pagan por los másteres, la URJC proyectó ingresar 6 millones de euros este año; por títulos propios, 1,3; y otros 6 por su relación con diversos centros adscritos.

El que sufrirán esas cuentas «puede ser un descenso brutal», calculan distintos funcionarios del área administrativa de la URJC. Lo augura un mal síntoma: la California State University no quiere renovar el convenio de colaboración que negoció en el verano del pasado 2017, relatan estas fuentes.

El próximo 3 de mayo se acaba el plazo de preinscripción en los másteres presenciales, y el rector Javier Ramos podrá hacer una primera valoración de daños. Estos pueden alcanzar también a las matrículas de grado en primer ciclo, pues los estudiantes que pasen la selectividad en la Comunidad de Madrid los próximos 5, 6 y 7 de junio tendrán todo el mes para tratar de cambiar de universidad si inicialmente pensaron acudir a la URJC.

«QUE SE VAYAN ELLOS» // Todos los profesores consultados descartan que se produzca una fuga de estudiantes de segundo ciclo. Lo corrobora uno de ellos, Fran Molina, alumno de un triple grado de Filosofía, Economía y Ciencia Política: «Tenemos claro que no nos vamos a ir de nuestra universidad; deben irse otros», asegura en referencia a los profesores implicados en el escándalo.

La universidad pública que los expresidentes Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre consolidaron como refugio de figuras del PP en la periferia madrileña no brilla en los rankings. En el listado web del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la URJC ocupa el 33º puesto español y el 821º a nivel mundial.