Todo tenía que ser algo normal, rutinario. Una mujer africana, solicitante de asilo en Grecia y habitante del campo de refugiados de Ritsona, unos pocos kilómetros al norte de Atenas, se desplazó el domingo a un hospital de la capital griega para dar a luz. Todo salió bien. Sin embargo, antes de darle el alta, para cerciorarse, los médicos le hicieron el test del covid-19. El resultado salió positivo y se convirtió en la primera habitante de un campo de refugiados de Grecia que tiene oficialmente el coronavirus.

«Estamos rastreando sus contactos y tomando todas las medidas necesarias para proteger a los habitantes del campo y a los trabajadores. El marido de la mujer y su bebé han dado negativo en los tests», dijo ayer Sotiris Tsiodras, el portavoz del Ministerio de Salud griego. Tsiodras explicó que las autoridades han mandado trabajadores de Sanidad al campo de Ritsona para hacer tests a sus 2.500 habitantes.

Grecia, que declaró la cuarentena total cuando aún había unos pocos cientos de casos, tiene en la actualidad algo más de 1.300 positivos, una cifra mucho más baja que sus vecinos mediterráneos, como Turquía -13.000 positivos- y, por supuesto, España e Italia. En Grecia han muerto 49 personas por el virus.