Casi la mitad de sus 35 años, unos 16, los ha pasado entre rejas y acumula un amplio historial de detenciones, que ni siquiera lleva contabilizadas («150 o 200»), pero el alicantino Juanele asegura que su intención es no volver a delinquir cuando termine de cumplir la larga condena que tiene pendiente por un tiroteo ocurrido en 2013 en la Colonia Santa Isabel de San Vicente del Raspeig y por unos robos. A esa larga condena, que cumplía en la cárcel de Albocàsser, tendrá que sumar la que le impongan por quebrantamiento al fugarse el pasado día 23 de un furgón de la Guardia Civil en Castelló.

Minutos antes de entrar ayer voluntariamente a la prisión de Villena acompañado de su abogado, Moisés Candela Sabater, Juanele explicó a este diario los motivos de su fuga y el motivo de acudir a la prisión villenera, donde ya ha estado recluido en otras ocasiones y «han tenido un trato impecable conmigo». Asegura que la evasión fue espontánea y no premeditada.

«Mi madre está enferma y quiero estar recluido en la cárcel de Villena para estar cerca de ella y que pueda visitarme», afirma el interno, que estaba recluido en Albocàsser y veía que no atendían sus peticiones de traslado a la prisión alicantina.

«Escondido muy lejos»

El estado de su madre ha sido precisamente uno de los motivos que le han llevado a poner fin a su evasión. Sin querer entrar en detalles sobre sus 18 días de fuga -«he estado escondido muy lejos»-, Juanele reitera que vio la posibilidad de huir para ver a su madre y entonces se escapó.

Ocurrió el 23 de febrero. Fue trasladado de la prisión de Albocàsser al Hospital General de Castelló y, tras una pequeña intervención para quitarle un quiste de grasa, consumó la fuga, como avanzó Mediterráneo.

Estaba con otro preso en el furgón esperando que llegara otro interno y pidió fuego al agente para fumar. Al abrir la puerta salió corriendo y se quitó las esposas antes de que se le perdiera la pista durante 18 días. Niega que agrediera al guardia civil que le custodiaba en el furgón y afirma que se arrepiente de la huida, «pero pensaba que mi madre se iba».

Tras pasar más de tres lustros en diferentes prisiones del país, y lo que le queda aún por cumplir, Juanele considera que las personas «salen peor» de prisión. A sus 35 años, destaca que ya ha decidido que quiere cambiar de vida. Su lucha se centrará ahora en conseguir que Instituciones Penitenciarias le autorice a seguir cumpliendo la condena en la cárcel de Villena y no le devuelva a Albocàsser, ya que está muy lejos para recibir visitas de sus allegados.

Último pitillo en libertad

Vestido con ropa deportiva -un pantalón de chándal del Barcelona y camiseta del jugador Pogba-, Juanele se fumó un último cigarro en libertad en las inmediaciones de la cárcel y después ya entró con su abogado para gestionar su ingreso.