Los ladrones lo tienen cada vez más difícil para lograr llevarse botines de las viviendas particulares de la provincia. Y es que, según la estadística de criminalidad del Ministerio del Interior, en tan solo dos años los robos con fuerza en domicilios han descendido más de un 30% en Castellón.

Los motivos de este descenso son diversos y entre ellos destaca que los ciudadanos son cada vez más celosos de su propiedad y aumentan la seguridad en sus viviendas --tanto las de uso habitual como las de segunda residencia-- con más y mejores mecanismos. En este sentido, las cámaras de seguridad son el elemento más visible y popular.

Pero, según explican a Mediterráneo fuentes policiales, en esta caída en picado también influye la «mayor especialización» de todos los cuerpos de seguridad del Estado. La Policía Nacional, por ejemplo, ha mejorado su conocimiento de los métodos utilizados para robar y relacionarlos con un determinado perfil de caco. Es el caso del bumping, que en el norte de la provincia usó durante un tiempo una banda de mujeres de nacionalidad croata ya desarticulada. En cambio, apuntan las mismas fuentes, detrás de los hurtos por escalo suelen estar grupos de jóvenes menos organizados.

MÁS COORDINACIÓN POLICIAL

A ello hay que sumar que en los últimos años «ha mejorado mucho la coordinación entre los distintos cuerpos de seguridad», en especial entre la Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local.

El resultado de todo ello es la caída de este tipo de robos, que en los últimos dos años acumula descensos de dos dígitos. Así, en 2016 ya se inició una bajada del 16% que dejó el número de atracos con fuerza en 2.454. La tendencia siguió el año pasado, con otro desplome del 14% (2.107 en total) y también lo ha hecho en el primer trimestre, cuando hubo 602 hurtos por los 632 del mismo periodo del año anterior (-4,7%).

Pese a estos datos, los cuerpos de seguridad instan a no bajar la guardia, sobre todo y especialmente en los meses de verano, en los que muchas viviendas se quedan vacías y se suele producir un repunte de la criminalidad.