La red de narcotráfico que lideraba José Ramón Prado Bugallo, Sito Miñanco, «tenía contactos con miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que facilitarían información ante posibles actuaciones sobre su persona u organización», según los autos dictados por la juez Carmen Lamela. Además de contar con chivatos en cuerpos policiales, la organización controlaba «los diferentes Servicios o Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que podrían actuar» para detenerles.