Donde el camino está mucho más despejado es en el terreno económico. Si el 2015 ha sido el de la recuperación, todo indica que el año que acaba de comenzar será el de la consolidación definitiva.

Con un consumo interno que parece que va a mejor, un sector comercial que está a punto de cerrar la mejor campaña navideña en años y un turismo que solo da buenas noticias, el azulejo parece que tampoco se quedará atrás. Antes, eso sí, debe solucionar algunos flecos pendientes. Uno de ellos es la firma del convenio del sector, atascado desde hace meses. Otro es el ansiado plan de rehabilitación de viviendas, que tanto aire daría al sector para tratar de recuperar ventas en el mercado español. Porque en el exterior, el negocio marcha viento en popa y las empresas de la provincia (las del azulejo, pero también las de otros sectores) marcan récords año tras año.

Si las perspectivas para la cerámica, el turismo o el comercio son buenas, para la agricultura el panorama es distinto. La actual campaña citrícola va a dejar un buen sabor de boca, igual que lo han hecho las cosechas de almendra y aceite, pero el campo sigue sin resolver su gran problema: la falta de relevo generacional. H