El turismo ha sido el clavo ardiendo al que se ha agarrado la economía de Castellón en los últimos años. Y ahora todavía más. Si hay un sector que ha actuado como motor de la creación de empleo y de nuevos negocios este ha sido el turismo. La provincia le debe mucho al binomio sol y playa, pero todos los expertos coinciden en que hay que mirar a otras actividades. Y la clave culinaria es una de ellas.

La gastronomía está de moda y buena prueba de ello es la iniciativa de la Diputación bajo la marca Ruta de Sabor. “La Diputación ha hecho un esfuerzo por posicionar una marca que ya aglutina a 65 productos de la provincia”, describe Andrés Martínez, vicepresidente y diputado de Turismo, que insiste en que la gastronomía vive una edad de oro, aunque reconoce que “queda mucho por hacer”.

Gastronomía sí pero dentro de un modelo turístico que busque la diferenciación y lo autóctono. “El arte de los fogones hay que entenderlo como una pieza fundamental del turismo. Ahí entra el sector agroalimentario, pero también el diseño, la vanguardia y la investigación”, defiende Francesc Colomer, presidente de la Agència Valenciana de Turisme (AVT), que elogia la labor de la Diputación, “una institución que hace cosas muy valiosas”. Entre los puntos débiles, Colomer destaca que Castellón “es una gran desconocida”, pero tiene una fortaleza. “Somos nuevos en esto y eso nos puede permitir construir un modelo diferente a los que ya existen”.

EL FUTURO PINTA MEJOR // Pese a que el turismo (y la hostelería) ha sido el motor de Castellón durante la crisis, la debacle económica también ha afectado al sector. “Los hoteles y restaurantes nos hemos visto obligados a bajar precios, aunque ahora las cosas están cambiando”, resume Joaquín Deusdad, presidente de la Asociación de Turismo Rural.

Pero aunque las cosas estén cambiando a mejor, a los restaurantes que apuestan por la buena gastronomía local les cuesta, y no poco, llenar las mesas. “Nuestro handicap es que, económicamente, no estamos al nivel de Valencia o Alicante. Es difícil encontrar clientes que estén dispuestos a pagar más de 30 euros por un menú”, advierte Deusdad.

El chef Miguel Barrera es de la misma opinión. “Nosotros no tenemos un turismo de Estrella Michelín. En esta provincia hay chefs buenísimos que buena parte del año tienen que cerrar e irse a trabajar a otro sitio porque no llenan el local”, asegura Barreda. El propietario de Cal Paradis y también gestor del restaurante ReLevante del NH Hotel Mindoro de la capital asegura también que Castellón tiene la ventaja de contar con la “mejor despensa de España, pero el problema es que no nos lo creemos. El día que nos lo creamos, veremos que somos muy buenos”, sentencia el chef.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el sector es a la falta de infraestructuras. “Los establecimientos nos hemos reinventado, pero hay que reordenar el sector y apostar por mas infraestructutas turísticas”, suscribe Alejandro Ortega, gerente de Celebrity. Y como ejemplo cita Benicàssim. “Más allá de los festivales, le faltan infraestructuras turísticas para tener más tirón”.

Infraestructuras y también más ayudas y dar más valor añadido a la estancia del cliente. “Deberíamos tener una mayor oferta de ocio y realizar una mayor inversión en restaurantes”, defiende Iker Llano, directo general del grupo Intur. Llano también citó el ejemplo de Benicàssim. “La primera línea de mar se encuentra bastante obsoleta”.

Y junto a la renovación de locales e infraestructuras turísticas, la marca también es clave. “Es esencial una alianza público-privada para posicionar mejor a Castellón”. H