A Borja Hidalgo no se le caen los anillos. Estudió Finanzas y Contabilidad, habla inglés y algo de alemán y ha realizado más de 300 horas de cursos, pero, en vista del panorama, y consciente de lo complicado que es trabajar en lo suyo, lleva casi un año buscando empleo en cualquier sector. Ha dejado su currículum en negocios de restauración (en el que tiene experiencia tras trabajar unos meses en una pizzeria) en tiendas de ropa, en supermercados, en empresas de actividades extraescolares y “en cualquier tipo de trabajo donde no exijan más que el graduado escolar”. Pero ni por esas. La respuesta que suele escuchar es siempre la misma: está sobrecualificado.

Con una tasa de paro juvenil que entre los jóvenes de 16 a 24 años de Castellón supera el 53,6% y baja al 30,8% entre quienes tienen de 25 a 35 años, la mayoría intenta agarrarse a lo que sea. Pero, como le sucede a Borja, muchos de ellos se encuentran con que su extensa preparación académica es más un muro que una ventaja para encontrar determinados tipos de trabajo. De hecho, el 56% de los trabajadores de la provincia realiza labores por debajo de su nivel de formación académica, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogidos por Asempleo, la asociación de empresas de trabajo temporal. O dicho de una manera más sencilla: 126.000 profesionales en Castellón han conseguido un trabajo en el que no necesitan la formación que han tardado años en conseguir.

Que en el mercado laboral hay un desfase y este es cada vez más importante lo demuestran las estadísticas oficiales. 12.352 alumnos cursan un grado en la Universitat Jaume I de Castellón y otros 1.500 están matriculados en un master. Frente a esos datos, la realidad en Castellón es que las nueve profesiones más contratadas, que concentran algo más de la mitad de los empleos creados el año pasado, no requieren estudios universitarios. Camareros, peones agrícolas, personal de limpieza, dependientes, albañiles o ayudantes de cocina sumaron en el 2015 más de 80.000 contratos. Es lo que hay en Castellón.

EL FIN DE LA TITULITIS // Que hay que corregir un desfase que cada vez cobra dimensiones más grandes es algo que los sindicatos llevan tiempo reivindicando. “En la Comunitat valenciana los estudios que manejamos indican que hay muchos profesionales con altas cualificaciones y también muchos con escasa preparación académica. Sin embargo, aquellos que poseen un título de Formación Profesional son todavía una minoría y, aunque es cierto que en los últimos años se ha avanzado mucho, todavía queda camino por recorrer”, dice Ana María García, secretaria de Formación y Empleo de CCOO-PV.

Andeu Cruañas, presidente de Asempleo, asegura que los datos (en el conjunto nacional más de la mitad del empleo creado en los últimos dos años es sobrecualificado) indican una patología muy severa del mercado laboral. “Así se explican la fuga de talento y el efecto desánimo que ha repuntado en la última EPA”, insiste y aboga por activar soluciones que faciliten la inclusión laboral más cuantiosa y rápida posible de aquellas personas que estén en condiciones de hacerlo y contar para ello con la implicación y la colaboración entre servicios públicos y privados.

Potenciar la FP sí, mejorar la orientación laboral, también, y la tercera pata pasaría con un apuesta clara por la industria. “El problema es que durante estos años se ha destrozado al sector industrial que, precisamente, es el que genera más empleo de calidad y de valor añadido”, insiste la responsable de CCOO-PV.

Ante este panorama no son pocos los profesionales de Castellón que están descontentos con su empleo. Un dato basta para entenderlo. Unos 16.500 asalariados de la provincia Castellón demandan activamente un empleo a pesar de estar ya trabajando. ¿Por qué? El grueso de los insatisfechos con su trabajo buscan otro porque necesita un puesto más acorde a su formación académica. H