No son pocos los abuelos que cuidan de sus nietos, principalmente, a la espera de que los padres finalicen su jornada laboral y vayan en busca a los pequeños a los centros escolares. El tiempo junto entre niños y mayores aporta beneficios a ambos. Así lo creen en el colegio Carlos Sarthou de Vila-real, donde han puesto en marcha una iniciativa experimental llamada Projecte vida: veritable intercanvi d’amor, en el que también está implicada la residencia Verge de Gràcia de la localidad.

Una propuesta que, según explican desde esta escuela, «surge de la necesidad de acercar al alumnado la realidad social y valores como la solidaridad, amor, vida y muerte». Pequeños de Infantil, de 3 y 4 años, así como dos grupos de Primaria, de cuarto y sexto, forman parte de esta iniciativa a la que acuden una veintena de mayores, algunos con dificultades físicas, pero con mentes a pleno rendimiento. Dos horas de actividad que, en una primera toma de contacto, incluyó una parte artística y una visita al patio.

En la programación de las siguientes sesiones, en mayo y en el parque de la Panderola, habrá una jornada de juegos tradicionales y otros que enseñan ahora en clase. Musicoterapia, psicomotricidad vivencial o una salida, a modo de paseo, en primavera serán otras propuestas.

La idea surgió del colegio y se trasladó a los responsables del centro de atención a los mayores. La primera de las acciones se desarrolló el pasado enero y habrá una al mes hasta final de curso, con una fiesta con almuerzo.

«Creemos que puede ser una gran herramienta para todos, ya que según estudios la terapia intergeneracional, las relaciones entre personas de distintas épocas, tiene múltiples beneficios para ambas partes, como mejora de la autoestima, la disminución del sentimiento de soledad, la integración en la vida comunitaria o el aprendizaje a través del juego y el acompañamiento», indica la maestra Sandra Soria, quien asegura que «la primera experiencia resultó muy emocionante y espectacular».

Momentos inolvidables

«Se crearon conversaciones donde los mayores se sintieron útiles y los niños seguros y felices. El trabajo en equipo es fundamental para favorecer cambios en la sociedad», defiende Soria.

Convivencia que dejó muchas anécdotas y momentos. Fue tal la ilusión de algunas mujeres que se vistieron y arreglaron para participar en un gran evento. No era para menos, porque no todos pueden compartir mucho tiempo con sus nietos.

«Esperamos que compartir nuestra experiencia sirva para inspirar, creer, querer, concienciar y promover más planes como el que hemos comenzado», concluye la profesora.