Ocho son las empresas que, finalmente, optan a redactar el ambicioso plan municipal de movilidad urbana sostenible de Vila-real, que el Ayuntamiento quiere lanzar para, entre otras razones, aplicar medidas para lograr una ciudad 100% accesible. Se trata de las mercantiles Consultrans, Ingestec, Planifica, Engitec, Idom, Tema Ingeniería, CPS y Colin Buchanan, que tienen sus sedes en diferentes puntos de España, como son Madrid, Bilbao, València o Castellón.

Unas ofertas que los técnicos municipales valoran en estos momentos, después de iniciarse la apertura de los sobres correspondientes de esta iniciativa, que salió a concurso por un valor inicial de 90.750 euros y para cuya financiación se solicitó la ayuda de la Generalitat. En cualquier caso, y pese a que el análisis de las propuestas puede alargarse durante varias semanas, el concejal de Territorio, Emilio Obiol, confía en que la adjudicación se produzca antes del verano, de manera que el plan de movilidad pueda estar concluido y empezar a aplicarse a mediados del próximo año.

Uno de los aspectos en los que se incidirá en el futuro documento de trabajo --que, en principio, planteará acciones que deberán desarrollarse, a corto y medio plazo, en las próximas dos o tres legislaturas-- está relacionado con la mejora de la circulación peatonal y del transporte público urbano e interurbano, uno de los caballos de batalla de las últimas dos legislaturas y sobre el que el equipo de gobierno que lidera José Benlloch todavía no ha podido completar entre otros motivos, «por las dificultades económicas que arrastra este consistorio, a causa de las continuas sentencias y pagos que llegan fruto de la nefasta gestión urbanística de los anteriores ejecutivos del PP», asevera el concejal Obiol.

Precisamente, la adecuación y ampliación del transporte público urbano es uno de los objetivos en los que el Ayuntamiento quiere incidir, para dotar a Vila-real del servicio «que debe tener una ciudad de 50.000 habitantes».

INTERCAMBIADOR // De hecho, una de las intervenciones más emblemáticas que se pretenden acometer a corto plazo, y siempre en el supuesto de contar con subvenciones de otras administraciones, es la relativa a la creación de un intercambiador intermodal, en el que concluyan los trenes y los autobuses, frente a la estación de Renfe. La idea es derribar el muro que separa este recinto de la avenida França e, incluso, adquirir o expropiar una serie de casas anexas a la terminal ferroviaria, para derribarlas y crear una entrada por tren «más digna».