Más que un problema, en los últimos tiempos ha sido una bendición para el Villarreal no poder tener a su primer entrenador al frente del banquillo en un encuentro oficial. Mañana, Quique Álvarez intentará dar continuidad a la condición de talismán que siempre ha tenido el cargo de segundo entrenador del Submarino cuando este ha tenido que ponerse al frente ante la ausencia de su superior.

Desde el último regreso del equipo amarillo a la máxima categoría, hasta 10 veces el ayudante del primer entrenador se ha tenido que poner al mando de las operaciones. Pues bien, en nueve de esas 10 ocasiones el Villarreal acabó los 90 minutos con victoria. Un 90% de éxito. Nada mal. Para Quique Álvarez, esta será la primera vez que tenga que lidiar un partido con Calleja en la grada. «Será mi primera experiencia dirigiendo un banquillo de Primera, pero sinceramente no me hubiera gustado que llegara este momento», señala el catalán, ya viendo en perspectiva la tormentosa tarde de San Mamés, en la que Calleja no pudo evitar su expulsión al protestar el calamitoso arbitraje de Medié Jiménez, en el césped, y de Gil Manzano en la sala VOR.

Mucho más acostumbrado a tener que coger el protagonismo estuvo Rubén Uría durante la etapa de Marcelino García Toral. El lugarteniente del técnico asturiano dejó tras de sí un amplísimo currículo de encuentros al frente del banquillo ante la tendencia a las sanciones de Marcelino por su forma tan apasionada de vivir los encuentros a ras de césped. Ya en Segunda, en la media campaña de estreno que se saldó con el ascenso, Uría tuvo que sustituir hasta en siete ocasiones al primer entrenador y saldó sus experiencias como invicto, con un empate y seis victorias, algunas tan significativas como la del espectacular desplazamiento de aficionados al Mini Estadi del Barça o la victoria ante el Almería que selló el ascenso.

Ya con el Submarino en Primera, Uría volvió a tener muchas ocasiones de demostrar su capacidad para estar al frente de un equipo de élite. Siete partidos de Liga y otro de Europa League y una sola derrota, ante el Athletic en La Catedral (2-0). El resto, victorias. La buena racha de los segundos entrenadores de la plantilla grogueta tuvo su continuidad en la etapa de Fran Escribá. Su ayudante, Josep Alcácer, se vio en la tesitura de sustituirle en dos ocasiones. ¿El resultado? Otras dos victorias —en el siempre complicado El Sadar y ante el Espanyol en el entonces todavía Madrigal—.

A partir de mañana, Quique Álvarez tendrá dos exámenes como máximo responsable del banquillo, ante Leganés y Celta. No hará falta la picaresca para evitar la normativa. «No hace falta estar en comunicación. Calleja y yo pasamos casi las 24 horas del día juntos. Nos conocemos muy bien», asegura la extensión del madrileño en el cuerpo técnico.

QUIQUE ÁLVAREZ SUMA DOS EXPULSIONES EN PRIMERA

Si para Calleja la experiencia de vivir un partido oficial sentado en la grada de un estadio será totalmente nueva —su expediente de sanciones estaba impoluto hasta el choque del pasado domingo en San Mamés—, no así para su mano derecha en el cuerpo técnico, Quique Álvarez, que sí ha pasado en un par de ocasiones por el trance de no poder estar en el banquillo por cuestiones disciplinarias.

«No es que tenga un carácter especialmente fuerte, pero en ocasiones no puede evitar protestar, más por la tensión propia que se vive durante el partido», explica el segundo de Calleja, que no pudo iniciar a ras de césped esta temporada por la sanción de dos encuentros que arrastraba de la última jornada de la pasada Liga.

Anteriormente, Quique Álvarez ya vivió una experiencia similar tras ver el camino de los vestuarios tras el Villarreal-Barça de la Liga 2017/18. También le cayeron dos partidos en los que lo pasó «mal». «Se pasa mucho peor arriba, ya seas técnico o jugador. Sientes que no puedes ayudar en nada».