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Películas de terror marino

Megalodones, tiburones, y 'sharknados': el cine explota la amenaza que viene del mar

Con 'Megalodón 2: La fosa' vuelven los estrenos veraniegos con escualos letales. Con 'Tiburón', Steven Spielberg sentó las bases en el verano de 1975

Una escena de 'Tiburón'.

La lucha de los pescadores de atunes contra los tiburones había sido reflejada en un excelente filme, 'Pasto de tiburones' (1932), protagonizado por Edward G. Robinson en el papel de un pescador portugués al que un escualo le destroza la mano. En 'Náufragos' (1943), la inquietante película de Alfred Hitchcock cuya acción se desarrolla en una barca a la deriva, los tiburones merodean durante buena parte de la acción alrededor de la embarcación. El cine clásico norteamericano ya había mostrado a los condrictios como un peligro, pero no sería hasta 1975, con la arrolladora irrupción en las taquillas de medio mundo de 'Tiburón' de Steven Spielberg, que los escualos, a cada película más grandes, peligrosos y mortíferos, se convertirían en una de las criaturas más letales del cine de terror.

Los expertos han concluido que algunas especies de tiburones no atacan si no los agredes. Pero por mucho que nos digan que podemos bañarnos entre tintoreras (los tiburones azules), el cine ha desarrollado un poderoso imaginario que podríamos resumir en ese plano subjetivo que se inventó Spielberg, con la cámara ascendiendo de forma vertiginosa hacia la superficie del mar donde se baña apaciblemente una muchacha. Desde entonces, es difícil entrar en el agua, nadar mar adentro y no mirar de vez en cuando hacia abajo.

'Tiburón' se estrenó en Estados Unidos al comenzar el verano, el 20 de junio de 1975. En España llegó cuando el estío ya declinaba, proyectándose por vez primera en el festival de San Sebastián, en septiembre. Aunque el filme parte de una novela de Peter Benchley, la amenaza de un escualo gigante que crea el pánico en Amity Island –y el conflicto económico que la presencia suscita en una zona que vive del turismo– no resultaba tan irreal. En 1916, en una ciudad costera de Nueva Inglaterra, un tiburón atacó repetidamente a los bañistas y devoró a varios. Jack Sholder realizaría para televisión un filme sobre el tema, '12 días de terror' (2004).

El éxito de 'Tiburón' generó varias continuaciones en las que Spielberg ya no tuvo nada que ver. En la primera, 'Tiburón 2' (1978), volvía Roy Scheider en su papel de jefe de policía Brody, pero la ausencia de un personaje tan poderoso como el cazador de tiburones Quint, devorado por el gran escualo blanco en la parte final de 'Tiburón', le restaba puntos. La película repetía con corrección todos los elementos que caracterizaron a la anterior. Luego llegó una tercera parte en 3D, ‘El gran tiburón’ o ‘Tiburón 3ª parte en 3D’ (1983), salvable tan solo por los efectos tridimensionales cada vez que el tiburón abre la boca para atacar a alguien.

El resurgir con 'Deep blue sea'

La fiebre parecía remitir, pero en 1999 apareció una curiosa propuesta dirigida por Renny Harlin. Los escualos de ‘Deep blue sea’ pertenecen a la especie de los Mako, una de las más peligrosas, y en el filme son terriblemente inteligentes porque su ADN ha sido modificado en aras de un experimento para regenerar el tejido del cerebro humano. El subgénero de los escualos asesinos se abría a nuevas posibilidades, entre un cierto realismo (inspirado en sucesos reales) y la absoluta desmesura.

Es lo que va de ‘Open water’ (2003), que reconstruye la peripecia de una pareja de submarinistas que se quedan a la deriva en aguas de las Bahamas infestadas de tiburones, o ‘El arrecife’ (2010), en esta ocasión ambientada en aguas australianas y con un grupo de amigos perseguidos por un tiburón blanco cuando intentan volver a la costa con su embarcación averiada, a la serie de hilarantes, desvergonzadas y ridículas películas inaugurada con ‘Sharknado’ (2013), en la que los tiburones vuelan por los aires a causa de un tornado y caen literalmente sobre las ciudades.

Los guionistas han seguido devanándose los sesos para buscar nuevas formas de rentabilizar la amenaza marina. A causa de un tsunami, en ‘Bait (Carnada)’ (2012) varias personas quedan encerradas junto a otro tiburón blanco gigante en un supermercado inundado. En ‘Infierno azul’ (2016), dirigida por Jaume Collet-Serra, la situación se reduce a la mínima esencia: una joven está atrapada en un islote a pocos metros de la costa y no puede llegar hasta ella por la amenaza de un tiburón.

Y los partidarios de las excentricidades de serie Z tienen donde escoger después de la chaladura de 'Sharknado': 'Sharkman' (2005) –la creación de un híbrido de escualo y humano–, 'Dinoshark' (2010) –la aparición de un tiburón extinguido hace millones de años–, la dantesca 'Skarktopus' (2010) –en la que un científico crea una mezcla de tiburón y pulpo para luchar contra… ¡los piratas somalíes! – y 'El ataque del tiburón de dos cabezas' (2012).

Rizando el rizo apareció en 2018 la primera entrega de ‘Megalodón’, en la que la amenaza mide más de 20 metros: un tiburón prehistórico de la época del Cenozoico, antecedente del tiburón blanco y el tiburón peregrino. En la segunda entrega se suman a la fiesta saqueadores medioambientales, pero todo se resuelve entre el escualo de tiempos remotos y el estoico Jason Statham.

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