Las setas, aunque se pueden disfrutar durante todo el año, muestran todo su esplendor en otoño, estación por excelencia para esta exquisitez que nos regala la naturaleza si la climatología es benigna. Este año, sin duda alguna, será recordado por la generosidad de nuestros bosques.

Los montes de la provincia son un paraíso para micólogos y aficionados, la mayoría simplemente por entretenerse, pasear y disfrutar de la naturaleza, otros muchos impulsados por las excelencias culinarias de las setas. Hay grandes expertos como José Antonio Galiana Torres, vicepresidente de Asmicas (Asociación Mitológica de Castellón), quien afirma que «cada año son más quienes acuden al encuentro con la emoción de buscar un rincón de sabrosos robellones, exquisitos boletus o cantharellus. Es maravillosa la sensación de plenitud que acompaña la paciente búsqueda de los preciados hongos». «Son muchos los atractivos juntos: la incertidumbre del cesto vacío, el profundo silencio de los bosques, el interminable aprendizaje de ir incorporando cada año nuevas especies, el gran madrugón, la caminata y el evitar ser visto por los contendientes, el poder presumir en casa o con los amigos de una gran botín micológico, y celebrar una cena o comida en torno a unos suculentos platos elaborados con estas joyas del bosque otoñal», relata.

«Eso sí, hay que disfrutar de las setas y del monte con respeto», destaca Antonio Galiana.

Tipología

Las setas comestibles pueden ser excelentes, buenas o mediocres y también pueden ser tóxicas, venenosas y mortales. Cabe destacar que la Asociación Micológica de Castellón tiene a disposición de los socios y todos los castellonenses el servicio gratuito de identificación de setas en el edificio la Marina del Grao.