El restaurante Disfrutar de Barcelona se ha coronado como el mejor restaurante del mundo en la gala de The World's 50 Best Restaurants. Posee tres estrellas Michelin y tres Soles Repsol y en él se encuentra haciendo las prácticas el castellonense Noé Martí, estudiante del grado medio de Cocina en el Centro Integrado de Formación Profesional Costa de Azahar (Cosda) del Grau de Castelló.

No todos los estudiantes pueden permitirse hacer las prácticas en Barcelona, ni mucho menos tienen la oportunidad de hacerlas en un restaurante con tres estrellas Michelin. «Encontrar alojamiento para estos meses no ha sido fácil porque no estoy bien económicamente para irme a otra ciudad para trabajar como becario. Doy gracias a mis profesores porque han sido los que han movido todo para que pueda disfrutar de una experiencia como esta», afirma Noé.

Vídeo: Noé Martí, un castellonense que trabaja en el mejor restaurante del mundo

Vídeo: Noé Martí, un castellonense que trabaja en el mejor restaurante del mundo Belén Nebot

La llegada de la gran oportunidad

Esta gran oportunidad se la ofreció su profesor Nacho Porcar, de Cosda. El chico dice que le quiso mandar ahí porque sabía que en ese tipo de restaurantes es donde él iba a aprender herramientas que iba a necesitar en el futuro para aportar nuevas técnicas y sabores a la cocina. Noé Martí manifiesta: «Formo parte de ese grupo de gente joven que quiere cambiar la cocina y aprender de ella al máximo».

El cocinero reconoce que irse a hacer prácticas a Disfrutar le asustaba mucho al principio, ya que ganó hace poco su tercera estrella Michelin y no se lo esperaba. Además, sabe que en esos restaurantes hay mucha presión. «Cuando tú vas a un tres estrellas es porque o has estado en algún otro restaurante con estrella o porque tu propio negocio va poquito a poco escalando. ¡No pensaba entrar directamente en un tres estrellas!», dice el joven.

Noé Martí junto al chef Oriol Castro en Disfrutar. Mediterráneo

Ambición por el aprendizaje

Lo que más espera aprender de esta experiencia es un método creativo estético de emplatados, ya que los suyos los considera «un poco deficientes», aunque se siente orgulloso de los sabores que genera. «Quiero aprender más de lo que jamás había podido imaginar. Es una escuela de tres meses y lo quiero aprovechar al máximo», asegura Noé.