Varea vuelve a los ruedos. El torero castellonense, que se cortó la coleta en la Feria de Julio de València de 2019, volverá a torear en público con motivo de un acontecimiento especial, un festival taurino que tendrá lugar en su localidad, Almassora, en una fecha todavía por determinar. 

Su reaparición será esporádica, solo por un día, de momento; aunque quién sabe si los duendes de la inspiración no revolotean de nuevo por su cabeza en busca de un regreso vestido de luces. Y es que, aunque se cortó la coleta, los toreros nunca dicen adiós hasta que se mueren. El motivo de volver a ponerse delante de los toros no es otro que una vieja espinita que tenía clavada el torero, hacer el paseíllo ante sus paisanos, esa afición que tanto le empujó en sus inicios viajando de plaza en plaza ante la gran expectación que despertó quien estaba llamado a ser figura del toreo por su personalidad y excelentes condiciones.

De esta manera, Almassora instalará una plaza de toros portátil para la ocasión. La fecha está pendiente de confirmación y depende del resultado de la tramitación de los permisos que está llevando a término el Ayuntamiento.  

Aunque el pilar que sostiene el cartel para el festival será la reaparición de Varea, el diestro estará acompañado por otras figuras del toreo y un rejoneador. Los componentes del cartel y los puntos de venta serán desvelados en un acto que tendrá lugar en el Museu del Bou de la vecina Burriana

El cartel

Varea no será el único torero de Almassora que ese día hará el paseíllo ante sus paisanos y aficionados, pues también se vestirá de corto el joven novillero sin picadores Joan Marín, que fue la ausencia destacada de la pasada Feria de la Magdalena tras abrir la puerta grande en el ciclo anterior. La presencia de dos coletudos locales otorga mayor protagonismo a la localidad, que ese día deberá apoyar a sus dos toreros. 

Varea (i), saliendo por la puerta grande de la Feria de Hogueras de Alicante en el año 2015. MORELL

Preparación

Desde que Varea decidió retirarse, nunca se ha apartado del mundo del toro. De hecho, de inmediato comenzó a ejercer como profesor de la Escuela Taurina de Castellón, por lo que mantuvo el contacto con los avíos de torear y también con los animales a través de los tentaderos. Pero no solo eso. El almazorense alimentó su alma de artista toreando a menudo en la soledad del campo, en silencio, solo con las encinas como testigos de una tauromaquia que iba macerándose. Los privilegiados que han podido verle durante estos años han paladeado esa evolución y le cuchicheaban proposiciones indecentes. 

Emociones únicas

Les ha hecho caso, a ellos y a su alma inquieta, ávida de esas emociones únicas que solo se viven en una plaza de toros. ¿Será la despedida definitiva de este torero o el punto de partida de una nueva etapa? Solo él lo sabe, pero la respuesta la encontrará, con toda seguridad, en este festejo que despertará las ilusiones de todos aquellos que creyeron que Castellón había alumbrado su esperada figura del toreo.