Juan Manuel de Prada se dolía ayer lúcidamente en Abc del vigor del bulo y la impostura en una sociedad que aún confiere valor al refrán que reza cuando el río suena, agua lleva: "El correo electrónico y el teléfono móvil han favorecido la difusión casi instantánea de rumores peregrinos que hasta hace poco requerían el acopio de voluntades hermanadas en la insidia y la malediciencia. Así, la propagación del rumor, despojada de connotaciones culpables, se transforma en una broma de efectos tan demoledores como los de un virus informático".

Y Alfonso Ussía lo venía a ratificar en La Razón: "Circula por internet un deleznable artículo con mi firma contra Pedro Almodóvar... Es falso y me siento indefenso ante la infame manipulación. Jamás he utilizado internet, y nunca me he escondido... Pero lo que más me ha herido ha sido el centenar de llamadas y mensajes de amigos y lectores interesados en saber si yo era el autor de la fechoría, porque esta bazofia no puede estar peor escrita... Seas quien seas, ten conciencia de tu miseria. Te exijo que aprendas a escribir antes de abusar de nuevo de mi firma. Haz un esfuerzo y lee mis libros y mis artículos... Escribir no es poner una palabra detrás de la otra. Es tener una idea y buscar las palabras adecuadas para expresarla. Oficio e inspiración. Y sobre todo, muchísimo trabajo. Y lee, que en la vida del escritor la lectura constante es imprescindible... Me estoy preocupando por tu futuro a pesar de tu infame actitud, indocta gallina", escribe, sarcástico, antes de despedirlo tildándolo de "hijo de..."