En los tiempos libres las personas solemos tener malos hábitos como formas de relajación. Por ejemplo, mirar televisión tirados en el sillón o beber unas cervezas. Esos hábitos se pueden combinar con los ejercicios adecuados, y así combatir el sedentarismo.

Es bueno tomar antioxidantes, especialmente vitaminas C y E. El alcohol es prooxidante, lo que significa que produce más radicales libres. Beber agua también ayuda. El alcohol deshidrata el cuerpo, un efecto que puede ser empeorado si se bebe cerveza luego de un ejercicio.

No hay que beber antes de acostarse. El alcohol interfiere con el denominado REM, que es la etapa del sueño en la que el cuerpo produce la hormona de crecimiento, importante para la formación muscular. Es importante mantener el gusto por la bebida en un rango moderado (una o dos bebidas al día) o social (en algunas salidas). Si se bebe demasiado seguido y en cantidad, eso va a hacer que la masa muscular disminuya. Peor aún, el consumo crónico en grandes cantidades puede disminuir los niveles de testosterona, lo que no es para nada aconsejable.

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