Vaya semanita la pasada, y las que vendrán. Hemos tomado la calle y es imparable. No puede ser de otra manera dada la nefasta realidad de una autonomía en la que, desde hace demasiados años, se viene jugando a la carta más alta con las arcas públicas.

Hemos tomado la calle miles de castellonenses con la indignación a cuestas. No pueden consentirse, ni justificarse, los continuos y crecientes recortes de servicios tan vitales como la sanidad, la educación o las prestaciones sociales. No debemos callar ante el despilfarro que los gobiernos de Camps, y ahora de Fabra, han sembrado en la balanza de las cuentas autonómicas. No debemos callar ante el cinismo y la mentira que nos dedican estos gobernantes del PP. Sin ir más lejos, un alcalde provincial hablaba hace días en las redes sociales sobre la necesidad de exigir la potenciación de complejos turísticos como la Fábrica Giner de Morella, desconociendo que la gestión de este hotel, cerrado desde hace años, depende, precisamente, de sus superiores, de la Generalitat. Es un ejemplo más de la ignorancia y la ineficacia.

La realidad sigue sangrando y ya no sirve crucificar al anterior inquilino de la Moncloa. La verdad se impone y no hay excusas. Nos han hipotecado con el saqueo continuo que han practicado estos gobernantes tan dados a rasgarse las vestiduras en público. Son años de mala gestión, de gastar en lo innecesario, de invertir excesivamente en intereses y favores. Son años de mucho ignorar a la ciudadanía.

Y no debe tolerarse que los errores tengan que ser resueltos por la sociedad. Siempre paga la misma víctima. Hay que exigir responsabilidades e ir más allá, entre otras cuestiones, de los cuatro trajes que un jurado popular ha entendido a su manera. Son demasiados los remiendos que pretenden diluir la trama Gürtel y otras enmarañadas acciones. Respetar la justicia, pero no claudicar ante la indecencia, como bien escribía Francesc Colomer, también en las redes sociales, un espacio donde seguimos siendo protagonistas de la mofa nacional. Reivindiquemos la dignidad que merecemos. H