Los orígenes de la Feria de Abril se encuentran en el 25 de agosto de 1846, cuando Narciso Bonaplata (catalán) y José María de Ybarra (vasco) redactaron una propuesta que llevaron al Cabildo Municipal pidiendo que le autorizaran durante los días 19, 20 y 21 de abril a celebrar una interesante feria anual.

Esta autorización les fue concedida tras tiras y aflojas con el alcalde Conde de Montelirio, que pensaba que ya existían otras dos ferias muy próximas, la ganadera de Mairena del Alcor (la más antigua de Andalucía, desde 1441, y primera en celebrarse, una semana antes que la de Sevilla), que velarían el éxito que prometían los dos organizadores. En marzo de 1847, la reina Isabel II concedió a Sevilla el privilegio de la feria, celebrándose un mes más tarde la primera de la ciudad con la duración de tres días.

El Cabildo vio que la idea del vasco y el catalán era buena y la secundaban numerosos ganaderos y agricultores. Ahí es cuando comienza la primera Feria de Abril sevillana, que se ubicó en el Prado de San Sebastián. H