Querido lector:

La inexistencia de una política agraria por parte del Gobierno valenciano se evidencia cada día. Es más, el malestar de todos los sectores económicos a los que afecta esta carencia manifiesta, agricultores, exportadores, comerciantes, ganaderos, pescadores, armadores... cada vez es mayor y se acrecienta con el factor añadido de los incumplimientos en los pagos que se les adeuda.

A ambos factores, falta de políticas activas e impagos, se suma un tercer aspecto: la escasa dedicación del titular responsable del departamento, el vicepresidente y conseller de Agricultura, José Císcar, hombre de confianza del presidente Alberto Fabra y que, como tal, acapara tantas competencias en el Consell que apenas se le conocen decisiones de transcendencia en materia agrícola, ganadera o pesquera y mucho menos planes de acción, promoción, incentivación, financiación, compensación o ayudas..., en definitiva, una estrategia política seria, consensuada y definida sobre uno de los sectores económicos básicos de la economía valenciana que únicamente por iniciativa privada está enfrentándose a la crisis.

Císcar es el hombre para todo y es una evidencia que está sobrepasado. Sobre sus espaldas en materia política recae la presidencia provincial del PP de Alicante, la zona más convulsa de la Comunitat. Y en materia de gobierno, la coordinación política de todas las consellerias, la gestión de todos los marrones heredados del anterior Consell de Camps (RTVV, el aeropuerto de Castellón, Fórmula 1, el Valencia C.F., la Ciudad de la Luz de Alicante... por mencionar solo unos pocos), la portavocía del Consell y... en último lugar, la Conselleria de Agricultura.

No es de extrañar, por tanto, que sea un clamor entre estos sectores su escasa atención a la política agraria, tradicionalmente de poca conflictividad política y quizá por ello, poco problemática... hasta ahora. Y no es de extrañar tampoco que una vez se ha evidenciado públicamente este hecho al menos en Castellón a través de Mediterráneo, que hoy se acerque por aquí a intentar cumplimentar lo hasta ahora incumplido.