El ascenso de Trump

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Cuando se inició la campaña presidencial de Estados Unidos había lo que parecían certezas que la realidad no iba a alterar. En el campo republicano, Jeb Bush, hermano e hijo de presidentes y exgobernador de Florida, tenía a favor tanto el pedigrí familiar como el político. Sin embargo, los resultados logrados en la primera fase de las primarias han sido tan malos que ha tirado la toalla. Donald Trump parecía al principio un personaje marginal. Por el contrario, arrasa allá por donde pasa. El fracaso de uno y el ascenso de otro reflejan el malestar de los estadounidenses con el establishment, una clase política a la que acusan de no dar respuesta a las necesidades reales. La fase actual de las primarias y los caucus es la ocasión para desbrozar el camino, para que los candidatos se den a conocer llamando la atención aunque sea a costa de decir barbaridades o desaparezcan de escena, pero queda aún mucho camino por recorrer. A partir del llamado supermartes, el 1 de marzo, cuando hay un gran paquete de primarias en estados con un importante peso electoral, la campaña republicana debería centrarse, si es que eso es posible. De no ser así, si pese a sus exabruptos Trump sigue imparable, la política en EEUU tendrá un problema y en ningún caso eso sería garantía de un triunfo Hillary Clinton.