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Editoriales

Etiquetas contra la polución

Muchos conductores han empezado a recibir en su casa unas etiquetas adhesivas remitidas por la Dirección General de Tráfico (DGT) que acreditan el grado de emisiones contaminantes de su vehículo. La DGT ha dividido el parque móvil en cinco categorías: etiqueta 0 (eléctricos), Eco (híbridos o propulsados por gas natural), B (vehículos a gasolina matriculados a partir del 2000 y diésel a partir del 2006), C (gasolina a partir del 2006 y diésel a partir del 2014) y aquellos anteriores a estas fechas, da igual su cilindrada, que no recibirán ningún adhesivo.

Con las etiquetas --cuya colocación por ahora es voluntaria--, la DGT pretende proporcionar a los ayuntamientos una herramienta de discriminación positiva con las que reducir la contaminación, al estilo de las ventajas de las que ya disfrutan en algunos municipios los vehículos eléctricos e híbridos. Así, los ayuntamientos podrán decidir, por ejemplo, premiar con descuentos en las zonas azules a los coches que menos contaminen y organizar los accesos a ciertas zonas de la ciudad, como las más céntricas, a partir de los adhesivos y no con las matrículas, como sucede hasta ahora.

La tendencia a limitar, dificultar o directamente prohibir el acceso de los coches a según qué zonas de la ciudad no es un capricho, sino una necesidad medioambiental que se aplica en algunas ciudades europeas, como París y Londres. En este sentido, cabe apoyar cualquier política que vaya en el camino de mejorar la calidad del aire, sobre todo en ciudades como Madrid o Barcelona, las principales capitales españolas, donde los niveles de contaminación son intolerables.

Muchos conductores empiezan a recibir los adhesivos en un momento en que la movilidad es uno de los grandes temas de debate ciudadanos, con experiencias, tanto en una como otra ciudad, que han generado controversia.

Aunque el problema no es de la misma magnitud en Castellón, el Ayuntamiento también está analizando estratégias para reducir los índices de contaminación y apostar por el transporte sostenible. Esta mismo mes, el concejal de Ordenación del Territorio y Movilidad, Rafa Simó, viajó a un congreso en Málaga con el objetivo de estudiar las iniciativas más innovadoras en desarrollo urbano sostenible, conocer las tendencias en movilidad eléctrica y ver casos prácticos de smart cities para valorar su aplicación futura.

No son pocos los automovilistas que se sienten en el punto de mira de las administraciones, y muchos también los ciudadanos que reclaman, con razón, que la limitación del uso del vehículo privado vaya acompañada de potenciar el transporte público. Pero con todos los matices necesarios, es imperioso reducir unos niveles de contaminación nocivos.

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