Estarán de acuerdo conmigo que el día a día está siendo muy duro, sobre todo para aquellos que sufren cada día las consecuencias de la pandemia, de la crisis… Y las soluciones, en el mejor de los casos, se quedan en anuncios, titulares y buenas intenciones y de eso no se vive. Las horas pasan rápido y hemos cumplido un año del estado de alarma y parece ser que las administraciones se confinaron con los ciudadanos.
El año pasado los presupuestos se aprobaron 8 meses tarde, por lo que se empezaron a aplicar en septiembre, tiempo insuficiente para ejecutar sus equivocadas y poco ambiciosas políticas de reactivación económica y ayuda social como bien se ha demostrado. Los castellonenses durante el confinamiento impuesto por el estado de alarma respondieron con responsabilidad y resignación, y durante esos 99 largos días que duró, el ayuntamiento prefirió hibernar en vez de afrontar la realidad, prefirió repartir monas en vez de mascarillas, y prefirió hacer caso omiso de las propuestas que hacíamos desde la oposición por puro sectarismo, ya que un año después, algunas de ellas se han materializado sin previo aviso cuando las votaron en contra y sin justificación en el pleno del ayuntamiento.
Las continuas desavenencias de sus socios han renombrado al Fadrell en el tan comúnmente desacord . Han hecho que se pierdan subvenciones como la autonómica para preservar el paraje natural de la ermita de la Magdalena, de nuevo han bloqueado las cuentas municipales de este año, solo han ejecutado
A pesar de las dificultades, el ayuntamiento no ha estado a la altura de las circunstancias porque aunque un buen velero tenga buen velamen, si su capitán y su tripulación no saben hacer ni un as de guía, el navío hará aguas y se hundirá. H
*Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Castelló
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